miércoles, 1 de febrero de 2012

Las ratas de El Puig


 Las ratas son unos pequeños animales despreciables a los que todavía no se les ha descubierto utilidad y finalidad alguna, y que deberían vivir para siempre bajo las cloacas. Y luego están las ratas de El Puig, que son unos animales muy pequeños aunque se crean muy grandes, igualmente despreciables y cuya utilidad en el mundo también está aún por descubrir. Sólo que estos no viven en las cloacas ni lo harán nunca –para nuestra desgracia-. Ellos viven en un pueblo en el que se educa a los niños en la democracia, la tolerancia, la libertad y la defensa de los derechos de los animales. Esperad: jajajajajajajajajajaja NO.

Ya es por todos conocido que el domingo 29 de enero en las fiestas de El Puig (Valencia) se organizan unas cucañas muy especiales. En ellas, además de la típica harina y los caramelos, se introducen ratas. Teóricamente muertas. Sólo teóricamente. Un video colgado en Youtube confirma que, al menos en 2007, estos animales estaban vivos. Y que fueron los propios quintos de El Puig los que los golpeaban hasta darles muerte. Una vez fallecidas, los vecinos se las lanzan los unos a los otros. Como una fiesta del merengue, pero con ratas. Walt Disney estaría horrorizado. Pero esta festividad salvaje es admirada y defendida por los vecinos del pueblo, sean mayores o muy jóvenes.

Este año, y tras la denuncia del Partido Animalista, los organizadores de estas civilizadas cucañas se comprometieron a no incluir ratitas entre los premios. Varios medios nacionales fueron a comprobar que así fuera. Y a dar cobertura a la polémica que, días antes, ya había avivado La Sexta gracias a esta denuncia del Partido Animalista. La fiesta parecía transcurrir con normalidad hasta que alguien lanzó una rata muerta desde un balcón de la plaza en la que se celebraban las cucañas. Y aquí empezó el follón. Una fotógrafa del diario valenciano Levante-EMV tuvo la “osadía” de fotografiar el momento. Y, dos minutos después, estaba envuelta de vecinos de El Puig que decidieron molestarla, increparla, agredirla y robarle la cámara de fotos con la que había realizado la instantánea de ese terrible momento.

Después de varios minutos de tensión, las autoridades decidieron acudir al rescate de esta fotógrafa (y la redactora del mismo diario, que estaba a su lado). Más tarde la cámara fue devuelta a su dueña. Aunque la tarjeta estaba, naturalmente, completamente vacía. Gracias a otros profesionales que se encontraban en El Puig hoy podemos contar la noticia. Y verla. Y ver a estas auténticas ratas deshumanizadas increpando a una profesional realizando su trabajo.

Me puedo poner en defensa de los roedores. Se empieza con un par de ratas y al final se termina con una plaza de toros. Grima. Me da grima. Por mucho que realmente estuvieran muertas (que no siempre lo están). Por mucho que sólo sean ratas. Es tremendamente asqueroso. Pero lo más asqueroso de verdad son estas ratas que tienen nombre y apellidos en un DNI. Estas ratas que luego irán en defensa de la legalización de la marihuana. De Megaupload. En contra de Franco o Dios sabe qué. Pero, cuidado, que va una fotógrafa y le impedimos que publique unas fotos. Censura. Salvaje y desproporcionada censura.

Pero nuestro país funciona así. La democracia nos la pasamos por el forro. En estos momentos, la Guardia Civil debería estar investigando las imágenes ofrecidas por Canal 9 (para que luego digan, por cierto) sobre la agresión. Pero a saber qué estarán haciendo. Y aunque las investiguen, nada ocurrirá luego. El lunes posterior a la agresión, el nombre de la fotógrafa del Levante fue TT en España. Para el lunes que viene, nadie se acordará de ella. Ni de los que han caído antes. Ni de los que seguiremos cayendo.

Esta semana nos vemos el viernes, con la Crónica de GH 12+1. Y nos vemos el sábado, con un aniversario especial. Y también el domingo, con una emotiva entrada personal a modo de despedida para los que han sido mis mentores, mis compañeros y algunos, mis amigos. Pero hasta entonces,

¡FELIZ DÍA DEL ODIO A TODOS!

Roberto S. Caudet

8 comentarios:

  1. Por lo que veo, aquí sabemos mucho de humanismo animal, y desconocemos nuestra propia historia valenciana; la que ha vivido el pueblo llano, que es quien hace las fiestas populares.

    Las cucañas con ratas no son sólo patrimonio del Puig, se han hecho en todos los pueblos valencianos. Se hicieron en todos los pueblos valencianos. Siendo por parte de los Chufa de cada pueblo el acto civilizado de las fiestas populares.

    Pues los mismos que en la fiesta patronal y en las Cucañas, metían caramelos unas veces y ratas otras, los mismos Chufas, durante el Entierro de la Sardina, y durante el Carnaval, hacían la “Gatà”. Cosa desagradable en tremendo, pues entre la multitud de disfrazados de demonios siempre había uno que sacaba un gato, no vivo, y se lo lanzaba al alcalde, a un concejal, o a un eclesiástico; cuando no al cacique del pueblo. Y como averiguar quien había sido era imposible, pues se prohibía bien el Entierro de la Sardina o el Carnaval.

    Que se sepa la realización de la Gatà última en los pueblos valencianos, queda para los años republicanos, pues después se persiguió a quien pudiera realizarla. Quedando y siendo tolerada en la Cucaña la rata viva, que nadie cogía y ella corría asustando a las mujeres.

    No está de más el saber que la cultura y las fiestas de los pueblos no es la de la actual Formula 1. Y nadie tiene por qué avergonzarse de ser de pueblo.

    So. Andrés Castellano Martí.

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  2. Saber de una fiesta y enhorgullecerse por ser de pueblo no tiene nada que ver con agredir a una periodista y seguir realizando según qué tradiciones populares por muy arraigadas que estén. ¿Seguimos aceptando la guillotina como castigo? Un poco de cordura.

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  3. El periodismo se divide en tantas cuantas partes se quiere dividir.
    Tenemos el más identificado que es el que informa de lo que ocurre, sin condicionar para nada lo ocurrido. Y también tenemos el periodismo de investigación que averigua e informa de lo que nadie sabe.
    Y en ultimo tenemos un periodismo que durante los tiempos anteriores fue oficial, y ahora es el periodismo de tantas cuantas corrientes de pensamiento existen, o que arropa una corriente política; es el periodismo que informando de una cosa pretende cambiarla. Y lógicamente los afectados por el cambio no lo aceptan.

    Las periodistas que en este caso han sufrido la opinión de los afectados, ellas no tienen ninguna culpa, pues ellas sólo pretendían cumplir con su trabajo. Pero dicho trabajo fue visto como una denuncia a la fiesta. Y por lo que se ve en las opiniones que se vierten así es. Pues una fiesta que siempre se hizo y nadie la criticaba, pasa a ser una aberración cuando de ella se informa.

    Imaginen a un periodista pamplonés informando de las fiestas del Encierro con la intención de criticarla como salvaje.

    Un poco de cordura y menos nervios creo que nos hacen mucha falta.

    So. Andrés Castellano Martí.

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  4. Las periodistas que iban a El Puig el domingo pasado estaban confiadas de que no había ratas, pues así se había expresado anteriormente e, incluso, esa misma mañana. Al menos mi compañera iba para demostrar que alguien cumplía su palabra y que las cucañas seguían siendo una atracción sin los roedores. Pero no, pese a todo, se siguen lanzando ratas desde un balcón. Y, naturalmente, se informa de lo sucedido.

    El ejemplo del periodista pamplonés no me sirve por dos motivos. El primero es que tampoco me gusta esa práctica para con los animales, de manera que si pretendías que sintiera algo de empatía, no lo consigues. El segundo motivo es algo aún más sencillo. Un hipotético comportamiento nada civilizado como me insinúas no justifica el resto de comportamientos reales en otros lugares. ¿Aceptamos la lapidación en España porque en otros países es común? No. Tampoco podemos aceptar la actitud de esos vecinos -que no todos, naturalmente- de El Puig hacia las periodistas basándonos en que otros podrían hacer lo mismo...

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  5. So. Andrés Castellano Martí.

    Roob. Queda claro, y no es mi intención molestarte, que tú – Usted, es de los periodistas que al informar condiciona a la Utopía en la que crees, muy digna de respeto, al igual que las restantes utopías.

    Pero sepas que toda revolución termina donde empieza.

    So. Andrés Castellano Martí.

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  6. Por supuesto que condiciono. No creo que se pueda esperar menos de un blog titulado "Todas las cosas que ODIO". Desde hace tres años llevo pretendiendo cambiar el mundo poquito a poco y jamás lo he conseguido. Pero me divierto y pretendo divertir al resto. Pequeñas -y grandes- denuncias sociales de todo tipo de manera crítica pero ácida. Y siempre contesto a los mensajes, por duros que sean. Precisamente, y no es por dar ahora una de cal -¿o de arena?- lo raro es, a veces, leer a gente que discurre tan bien en sus argumentos, aunque no me gusten.

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    1. Me alegra ver que razonas. Cuando llegues a viejo serás sabio; pero no por viejo -por la práctica del razonamiento.

      So. Andrés Castellano Martí.

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  7. Llenarse la boca de grandes palabras como educar "a los niños en la democracia, la tolerancia, la libertad y la defensa de los derechos de los animales" y descalificar a personas y ratas equiparándolas, sólo es posible a través del bagaje cultural que se nutre de las ideas prejuiciosas como las que tenían los nazis sobre los judíos...
    Todo lo demás, es pura retórica, incluida esa reprobable agresión a una periodista, que por lo contado, no hacía periodismo, sino sensacionalismo. Y lamentablemente algunas organizaciones de las llamadas "animalistas" o de defensa de los derechos de los animales, se olvidan en muchas ocasiones que los más animales son los humanos, y recurren a estrategias igual de deleznables que la explotación y muerte de nuestros congéneres. Tampoco desde muchas de esas asociaciones se preguntan del rol del animal doméstico, ni cómo se ha llegado a ese punto de domesticación, de la misma manera que ha llegado cualquier periodista que se dedica al sensacionalismo o los que se pretenden preservadores de supuestos y dudosos "valores democráticos". Como norma, el fin no justifica los medios... En contadas ocasiones sí. No es necesario desempolvar ninguna guillotina, para eso ya existe un código penal que es el más duro de eeuuropa, y aunque no separa de cuajo la cabeza del cuerpo, si que nos escinde de los deseos y los impulsos más elementales de todo ser humano, que es el de ser animal social...
    Hay discursos tan políticamente correctos, que no aguantan ni una primera lectura.

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