sábado, 31 de octubre de 2009

Je reste -avec plaisir- avec mon déguisement de fantôme




Pour certains aujourd’hui c’est le dernier jour d’octobre. Pour d’autres plusieurs, aujourd’hui c’est la veille du Jour de Tous les Saints. Et pour de plus en plus de gens, aujourd’hui c’est Halloween. Mais, contre tout pronostic, aujourd’hui je ne viens pas à dire que je déteste Halloween. Non, non. C’est l’une de mes fêtes favorites de l’année. Aujourd’hui je viens à détester ses détracteurs. La haine est à vous.


La célébration de Halloween a, principalement, deux ennemis : l’église et les anti-americanades. Les deux manquent des arguments suffisamment pesés comme pour aller contre une fête dans laquelle les gens se déguisent en personnages malfaisants et ils vont d’ici pour là-bas en demandant des friandises. Comme le jour de Carnaval, Halloween te fait perdre la honte, il te fait surpasser quelques peurs. Aujourd’hui est le permis de parles de sorcières, des crapaud, des courges et des vampires. Ajourd’hui ils deviendront beaucoup des güijas, des films de terreur absolue seront vus et des centaines de bougies noires s’allumeront. Je l’aime absolument.

L’Église Catholiqueje lui octroie les majuscules correspondantes- renie de la fëte pour être «antichrétienne», absolument «amoral» et «obscure» (El País). Les chrétiens disent d’elle qu’elle promeut «le malheur entre les enfants» et qu'il n'y a «aucun type de valeurs». Ok. Le jour de Caractère Espagnol –le jour dans lequel nos barbares ont conquis l’Amérique- promeut plusieurs plus de valeurs. Une imposition de la religion et de la culture. Je vois déjà quelles valeurs ils nous veulent imposer. Je reste –avec plaisir- avec mon déguisement de fantôme.



Les Anti-Americanades se limitent à dire que le Halloween est une invention américaine pour tirer de l'argent -qu'est-ce qu'ils disent de le jour de Valentin Sain? Et des anniversaires?- et qui s'elle s'impose en Espagne est parce que nous sommes des adeptes aveugles de ceux-là d'Obama. Quelqu’un s'est-il intéressé à savoir que la fête est originellement Celte? Ces personnes reçoivent-elles des cadeaux par le Noël ou par des Rois? Ou par les deux? Ils sont des hypocrites.

Quand quelqu’un défend quelques principes, que d'abord il pense s'il les accomplisse. De nos jours il semble que les idéaux de l'un peuvent être acquis selon les modes -aujourd'hui je suis végétarien, demain bisexuel et je deviens à l'autre phalangiste- et non selon ce qui est et vit dans son environnement. Ainsi donc, pour être détracteurs d'une fête obscure mais innocente, je donne ma haine à vous. Je vous déteste.

Comme vous aurez vu, aujourd'hui ma haine est française. Parce que j'espère que les détracteurs des américaines ne sont pas aussi des françaises, non?

Une nuit heureuse de la peur à tous.

Demain je joindrai le texte en espagnol.

Roberto S. Caudet

jueves, 29 de octubre de 2009

Para aliviar mis penas, yo ODIO




Hoy tengo un día de mala leche. En realidad llevo una semana con el carácter un poco agriado. ¿Por qué exactamente? Me amparo al derecho de intimidad. Una cosa es que firme mis propias creaciones, otra que vaya diciendo lo que no me gusta, y otra más alejada que me ponga a contar mi vida. Pero como si no lo hiciera estaría cayendo en una hipocresía con respecto a mi primer odio, os lo voy a contar. Eso sí, con todo mi arte. Hoy os dedico a todos mi odio. ¡¡Si me queréis, irse!! No del blog, claro. Aquí o se me sigue o muñequito de vudú. Empiezo:

Odio al Hospital General de Valencia. Nací en 1989. Desde 1990 a 1996 estuvieron realizándome pruebas para saber a qué tenía alergia. En ese período tuve más de 20 médicos diferentes y tomé más de 17 medicamentos para supuestas alergias. Finalmente se descubrió que lo mío era el hongo de la alternaria. Dos semanas después se me aceptó el traslado voluntario a Alergia Infantil de La Fe de Valencia. Desde entonces no he tenido ni una sola crisis asmática. Sigo en Alergia Infantil, con veinte años.

Odio a mi profesor de Lengua y Literatura de 3º de E.S.O., Eulogio G., por haberme suspendido mi primer examen. Un 3.66 en lengua. En esa misma evaluación acabó poniéndome un 6. Odio también a la actual Jefa de Estudios del centro docente en que estudié trece años de mi vida, Concha B., por reunir un día a mi madre para decirle que al ser homosexual “jamás” llegaría “a ningún lado, aunque sea muy inteligente”. Esa misma mujer ahora imparte clases de filosofía. En lo que a mi estado de enfermo crónico por gay y mi inteligencia, el año pasado estuve estudiando una doble licenciatura.

Mi odio también recae sobre mi profesor de Física o Química, Pep G., por haberme puesto una “actitud negativa” en sus clases, cuando lo único que hacía era no hacer nada en ellas. También odio a José Luis T., por no haberme puesto nunca más de un 5 en Educación Física por no haber sido amigo de su hijo, ni hacer actividades deportivas extraescolares dentro del centro.

Odio a los profesores –si alguien osa realmente llamarlos así- Joan Lluís S. y Miguel M., por haberme amenazado de suspenderme por mi homosexualidad. El segundo de ellos en una habitación cerrada con llave donde sólo estábamos él y yo. Ambos me pusieron unas notas finales de “Sobresaliente: 9” en mi expediente de 2º de bachiller.

Odio también, por qué no, a Domingo P., catedrático de la Facultad de Filología por haber dicho de mí que estaba “frustrado” por dejar una de las dos licenciaturas que estaba estudiando el año pasado. Actualmente estudio periodismo en la Universidad Pública de Valencia. Sólo 80 personas lo hacen cada año por ser la nota más elevada de España (se solicita de entrada un 8.20).

En último lugar, pero no menos importante, odio a todas aquellas personas que en algún momento de su vida se han metido conmigo por ser homosexual, por estar gordo –en su momento, muajaja- o cualquier otra razón sin fundamento. Odio también al señor Benetton (que en paz descanse), por no saber hacer unos pantalones de pitillo bonitos, y al señor Ralph Lauren, por hacer ropa tan preciosa y tan cara.

Y ya que estoy... Odio al chino de en frente de mi casa por hacer la comida tan aceitosa. A las cebollas porque me hacen llorar cuando me las quiero comer, a todas las vecinas de arriba que opositan para prostitutas y utilizan los tacones en casa, al niño de Cuéntame por ser más rico que yo y a Manuel Fraga. Bueno, a él lo odia todo el mundo.

A todos los citados, recordarles que el domingo es el día de los muertos.
A los que no he nombrado, enhorabuena. De momento.
Hasta el sábado.

 
Roberto S. Caudet

miércoles, 28 de octubre de 2009

Vestidos como La Veneno se atreven a matar toros


Hoy vengo a hablaros de algo menos banal que ayer. Algo que atrae a millones de personas en todo el mundo. Algo que recibe hasta medallas. Las corridas de toros.

Para una corrida de toros hacen falta muchas cosas, entre ellas, un toro. El toro es un mamífero con cuernos que no da leche. Ni tampoco sirve para montar. En un acuario se ahoga y en el balcón no cabe. Ahora sí que entiendo por qué los matan. Ese animalejo no tiene otra función en su vida. También hacen falta unos pocos toreros, a ser posible que usen la talla 34 de pantalón. Pero si no, no importa, porque los vamos a embutir dentro igualmente. Estos personajitos han de tener clara una única idea: si afeitándose chocan con la patilla, morirán en el acto. Cuánto más pelo y más gordas las tengan, mejor. Las patillas, insisto. Además, han de cumplir otro requisito básico: creer que los colores que se llevan de temporada son los mismos que los que vemos en la cabalgata del Orgullo Gay en Chueca.

Hasta aquí todo perfecto. Tenemos a unos hombrecitos que parecen haber salido de un espectáculo nocturno de La Veneno, con sus tonos fucsias y todos marcando paquete, y un animal inservible. ¿Acaso a alguien se le ocurriría otra idea mejor que hacer correr a la bestia esa feísima delante del otro? Pues sí, por lo visto, alguien decidió hace muchos años que fueran los toreros los que corrieran detrás. Pues vaya gracia.

Así que ya tenemos deporte. Esto es como el fútbol, pero en lugar de once, sólo hay uno. Y varios alrededor para animar el cotarro, como las animadoras de los High School americanos. Eso sí, aquí no se dan patadas. Aquí se matan. Claro que el toro tiene una desventaja total, a él no le han dado ningún tipo de arma blanca. Yo propondría que el toro también llevase un puñal o dos, los que guste. Y a partir de aquí la fiesta está servida.



Durante una hora –aproximadamente- podemos observar como el torero, con la capa de Ramontxu para las Campanadas en unos tonos rojitos pasión que te mueres, se menea por la plaza, con el culo en pompa, y haciendo que el toro vaya tras él. De vez en cuando, para despertar al toro de este aburrimiento infernal, se le dan una serie de premios. Premios que hacen sudar de un rojo rarísimo al pobre animal. Pero él sigue dale que te pego. Al final de todo esto, vemos a un toro cansadísimo, con la lengua fuera y demás, y es entonces cuando el torero le deja dormir –eternamente-, pinchándole un valium en cantidades industriales, por lo visto.

Pero lo cierto es que todo lo que suda el rumiante en realidad es sangre. Y el valium no es más que un golpe de espada mortal cuando ya no puede defenderse más. Los tranquilizantes y demás drogas ya se las han administrado antes, para que la res no pueda defenderse como toca. Y lo mejor es que la gente aplaude todo esto. Así que yo me pregunto, ¿los fans de la tauromaquia llevarían a sus hijos a un matadero de dónde salgan las hamburguesas de McDonal’s? Sí, vale. Entiendo que de mi propuesta sólo verían la muerte de ratas y gatos, pero lo mismo me da.

La asistencia masiva a un acto violento cuya única finalidad es ver cómo un animal de varios cientos de quilos es agobiado y atacado hasta la muerte me produce náuseas. Me produce verdaderas arcadas. Me produce asco. Me produce odio.

Pero no odio en exclusiva a los toreros. No. Mi odio de hoy se reparte a más gente. A todos los fanáticos que defienden esta barbarie, que me recuerda a tiempos feudales. A todos los españoles que creen que esto puede ser una fiesta nacional. A todas las mujeres, hijos, yernos, abuelos, tíos y demás familias de toreros. A todo aquél que disfrute viéndolo en la tele. A todas las personas que se les ha ocurrido emitirlo en la tele. Y, finalmente, a los encargados de haberles otorgado, durante tantos años, a tantos toreros, la Medalla de Oro de las Bellas Artes y, entran en el pack, los de la RAE, que definen al torero como la persona que trabaja en el “arte” del toreo.


Porque si matar un toro es arte y es cultura,
que me hagan monje de clausura.


Roberto S. Caudet

lunes, 26 de octubre de 2009

Hay un trozo de mero en mi nariz



Son las diez menos cuarto de la noche. Me acabo de poner la colonia cara que me compré por Navidades. No llego, no llego. Cojo rápidamente el tabaco y la tarjeta, por si acaso. La cena es de etiqueta. Me voy a por el móvil. Llamo al taxi mientras bajo corriendo las escaleras, no hay tiempo para el ascensor. Me fumo el cigarro del estrés. Diez menos cinco. Llega el taxi a casa. Le indico. Diez y diez, todo el mundo sigue de pie en el recibidor del salón. Me alegro. Van todos guapísimos. Los trajes de chaqueta de esos dos me recuerdan a los que vi ayer en Armani. Y el vestido de aquella también. Cari, me encantan tus zapatos. Y a mí tu corbata, Roberto. Dos besitos. Diez y media, nos sentamos a cenar. Estamos en la última noche del año.

En la mesa podemos observar un sinfín de manjares para cualquier persona de clase media, incluso me sorprendo de la naturalidad con la que Débora abre el bogavante enorme del primer plato, parece haber nacido para partirlos y comérselos, está entrenada. Todo el salón es de un marrón chocolate que parece la última entrega de los premios Larra. ¿Qué más se puede pedir? Las sonrisas otorgan un halo especial a nuestra mesa. No, espera, el halo es por el humo del tabaco. Pero qué genial es todo. Miro el reloj de nue…. Ajg. Ñas. Cross. Lab lab jar jub. ¿QUÉ DEMONIOS…?




Me giro a mi izquierda. Ricardo. ¿Por qué come así? ¿Qué necesidad tiene de abrir tanto la boca? Oh, en serio, que pare. Me sonríe. Me quedo con cara de póquer. Se troncha. De pronto se convierte en una fuente. Salpica. Dios, hay un trozo de mero en mi nariz. No me lo puedo creer. Sí, sigue ahí. Tengo que quitármelo rápidamente. Qué asc… Zas clium ñas ñas ñas. OH. ¿Pero qué mierdas pasa ahora?




Tenía que ser Adela. ¿Qué le pasa a su garganta? Está queriendo decir algo. Gruñe. Parece mi perra cuando le intentas limpiar las patas porque ha pisado barro. Vale, creo que ha dicho algo en alemán. ¿O es ruso? No. Es Adela haciendo mucho ruido masticando. Como si no tuviera bastante con el aspersor de mero de Ricardo como para tener que aguantar ahora al microondas rumiante de Adela. JAJAJAJAJAJAJA PUM. Alguien se ha reído con todo su arte por un chiste, supongo. Y ha dado un golpe a la mesa. Venga, ¿falta alguien más? Con tanto ruido asqueroso e infernal parece que me hayan metido en uno de los mítines de José María Aznar. Ay. Acabo de imaginarlo en la mesa. Con el bigotito manchado de la crema de puerro del entrante. Iuj. Chumbi-chumbi. Clas clas. Zsssssss. Ricardo otra vez. Le pregunto si le pasa algo. Me dice que no. ¿Entonces por qué comes con la boca abierta? ¿Tienes alguna necesidad específica? ¿Eres un nuevo atajo de la 340? ¿O es que te lo han aconsejado en Saber Vivir? ¿Te han dicho que por cada gramo de comida que viertas sobre la cara de tu compañero tu presión arterial aumenta y con ella adelgazas seis kilos? Dios.

Acabo de recordar que he dejado el bazooka en casa. Liz se apunta a la fiesta. Al parecer ha decidido que con el oxígeno que percibe por la nariz sus tetas enormes de silicona barata podrían desinflarse y también come ahora con la boca abierta. Ahora que la miro, tiene un implante en la segunda muela de la izquierda. Aunque es muy raro. Oh, es un trozo de la morcilla que nos sirvieron al principio. Cuanto más intento relajarme, más ruiditos oigo. Tengo la sensación de estar dentro de las tripas de alguien que ha comido fabada durante tres años seguidos. Fabada para comer. Para cenar. Fabada para el desayuno… Alguien arrastra su silla de manera muy fuerte. La mesa entera se ríe. No. Ha sido Sonia eructando de manera estridente. Me empieza a poner nervioso la panda de Furbys que tengo por amigos. Tengo la sensación de que si por esa puerta entrase un chelo tendríamos la Orquesta Sinfónica. O la Banda Sonora Original de Godzilla.

Odio a la gente que come con la boca abierta. A los que mastican haciendo un ruido excesivo. A todos aquellos que en la mesa parecen haberse quedado en los doce años. Odio a la gente que eructa, que escupe la comida, que devuelven la comida al plato si no les satisfacía el paladar. Juro que si quisiera escuchar algo verdaderamente horrible, algo que me disguste en absoluto, algo que me provoque náuseas,

entonces, y sólo entonces, me pondría el programa de Losantos.


Roberto S. Caudet

sábado, 24 de octubre de 2009

Al séptimo día, Yo creé este blog.



“Los homosexuales podrán casarse por la Iglesia en Suecia […] gracias al voto positivo de 71% de los participantes de la Iglesia Luterana Sueca […] El arzobispo Andres Wejryd, cabeza visible de los luteranos suecos, ha afirmado que “es importante que las sociedades sigan el ritmo de los tiempos””. (ABC 22-10-09)


Suecia se convirtió hace escasas semanas en el noveno país en aceptar el matrimonio civil entre homosexuales (también lo tienen aceptado Holanda, España, Canadá, Islandia, Bélgica, Sudáfrica, Uruguay y el estado norteamericano de Iowa). Uno de estos países, Islandia, cuenta además con una Presidenta del Gobierno abiertamente lesbiana y con pareja estable. Ahora es la Iglesia Luterana de Suecia la encargada de reconocer un derecho básico al colectivo gay.


La iglesia católica sigue pensando que los homosexuales no pueden contraer matrimonio. Ni adoptar hijos, claro. Ni mucho menos salir a la calle. Sobre los preservativos entre gays no se sabe a ciencia cierta –perdón por utilizar ciencia- qué opinan. En los actos oficiales y en algunas misas importantes se sigue obligando a la mujer a llevar una vestimenta determinada. En la iglesia de la Madeleine en París no dejan entrar a ninguna mujer que lleve los hombros descubiertos o una falda por encima de las rodillas. Agárrense que vienen curvas. Pero tápense los ojos, no vaya a ser que las vean desnudas.


Sería fácil atacar al clérigo con sus manifiestos absolutamente retrógrados y machistas. Me resultaría muy cómodo decir que una gran cantidad de “trabajadores” de Dios ha sido acusada en algún momento de su vida por pederastia o violación. Que habitualmente tenían amas de llaves con las que dormían, si es que les daba tiempo de dormir antes de la misa del gallo. Pero no me voy a pronunciar sobre eso. Voy a atacar a la iglesia desde dentro.


¿Qué clase de valores intentan inculcar a la sociedad? ¿Qué clase de ente es Dios? ¿Por qué nos mienten desde el principio? Si nos ponemos a hacer cuentas, los padres de la humanidad son Adán y Eva. Un hombre y una mujer. Uno. Pongamos que hacen el amor y tienen otros dos hijos. Un hombre y una mujer. ¿Cómo lo hicieron para llegar a los casi siete mil millones que somos ahora? Fornicaron entre ellos. Como conejos. Incesto. Pecadores. Malignos. Al infierno todos. Qué chusma. Y esto no es todo:


De pequeño me lo presentaron como un tipo majo. “Jesús es el camino, Jesús es amistad…”. Recuerdo que cuando tenías un problema acudías a él. Y aunque no te hablaba, él te transfería su sabiduría. ¡Qué grande, Dios! Y qué ligero. Pasarse el día entre las nubes y no caerse ni los días de viento es un mérito a reconocerle. El único, eso sí. Hay muchas cosas de Dios que no nos quieren decir…

Dios es un ser débil a las carnes. Para no acabar en la tentación, lanzó toda una serie de pedruscos con fuego (ríete tu de Armaggedon) a Sodoma y Gomorra. Además, es rencoroso de mucho cuidado, y un llorón. 40 días dándole que te pego a las lágrimas para matar a todo cristo -perdón de nuevo-. Sólo se salvó Noé. Ajá. Así que se salvó un hombre. ¿Dios es gay? Uhm… Ahora entiendo a los curas. Tienen una envidia natural (o carnal) del pobre Noé. Y por eso la pagan con el resto de homosexuales. ¿Por qué sino iban a meterse ellos en la vida sexual de los demás... cuando ellos no la practican?



Cuánto mal hace el despecho…
Pero a lo hecho, pecho.
iglesia católica, te odio.

PD: Todas las iglesias sin mayúscula se deben a una escritura consciente. El mismo respeto que me tienen a mí es el que yo vierto con ellos. Cero.


Roberto S. Caudet

jueves, 22 de octubre de 2009

Odio los blogs






Hay más de 150 millones de blogs en el mundo. Se calcula que 300.000 son en español. ¿Cuántos de ellos vienen firmados? ¿Se podría rastrear cada uno de ellos para averiguar quiénes son sus fundadores? ¿Un juez haría caso a un particular si se creara un blog que lo injuriase?
Los blogs son una cosa que odio.

La primera idea que se me antojó fue crear un blog a modo de diario. Pensé escribir en él cualquier curiosidad acerca de mi vida –o de la de cualquier otro, en el libre albedrío de los blogs no se veta nada-. Es más, pensé en escribir mis experiencias sexuales. Basta con darle a la pestañita de “contenidos para adultos” y listo. Uno puede incluso decir que la noche anterior ha estado haciendo lo propio con Terelu Campos. O con su madre. ¿Qué posibilidades hay de que una de las dos entre y te denuncie? ¿Cuál es la probabilidad de que un juez supiera quién eres y te hiciera pagar por injurias?

Para hacerlo más entretenido, se podría hacer lo mismo contando que la que yace en tu cama es Bibiana Aído y firmar como Manuel Fraga. El segundo se alegraría enormemente por que alguien se acuerde todavía de él y encima lo junten con jovencitas. La primera pensaría que censurar un blog es como un aumento de tetas. O quizá te lo cerraría porque hasta los dos meses no está comprobado científicamente que tenga vida. Total, quedarías absuelto. ¿No es magnífico?

La gente realmente cree que es guay por tener un blog. ¿Qué clase de vanidosos son? ¿Realmente creen que nos interesa lo que opinen acerca de política, economía, del mundo del corazón o sobre las nuevas bolsas de Carrefour? Además, se puede encontrar toda clase de nombres para los blogs. Algunos muy creativos. Si es que el bloguero es lo más de lo más. Y valiente. Un bloguero es un valiente por plantar cara al sistema, por opinar de esto y de aquello. Pero yo me pregunto, ¿harían lo mismo si tuviesen que firmar con sus nombres y apellidos? ¿Y si al lado del texto apareciese su foto? La gente que tiene blogs, generalmente, es también esa gente que luego en grupo no dice ni pío. Esas personas que nunca se sabe si son frías o calientes. Calientes. Ummm.

El mundo del porno viene aparte, pero también hay cientos de blogs que contienen vídeos o imágenes de lo más hot (yo también soy tan guay que me permito anglicismos). Y se puede saltar de unos a otros porque están súper asociados entre sí. ¿Por qué quiere nuestro Gobierno prohibir el porno de las tres de la mañana si uno puede meterse en blogger –gratis y a cualquier hora del día, ¡como las páginas amarillas!- y ver porno de cualquier clase? En muchos de los casos, nos presentan a los actores y actrices con sus nombres –reales o no, eso ya no lo compruebo- como si algún día les fuésemos a llamar por teléfono y preguntarles por sus hijos. O por Fraga.

Con tantas ideas brillantes… y finalmente creo un blog contando cosas que no me gustan… Claro, que yo tengo que firmar mis entradas y un profesor ha de corregirlas a final de año. Esa suerte han tenido Terelu y Fraga. Y las bolsas del Carrefour.





Roberto S. Caudet

Ataca La Bestia











Odiar es una palabra muy fuerte. Tanto que quizá muchos de los lectores piensen que estoy degradando el verdadero significado de la palabra, o al menos el normativo según la RAE. Yo entonces les rebatiría preguntándoles cuántas palabras mantienen su significado original y no las hemos ido alterando a lo largo del tiempo. Y eso es algo que también me saca de quicio. Eso es algo que realmente odio.

A lo largo de este proyecto, porque el verdadero motivo por el que estoy escribiendo estas líneas es para un proyecto, intentaré simpatizar con algunas personas –a la vez que me crearé enemistades- comentando todas esas cosas que no me gustan. Todas esas cosas que odio.

Todo el mundo sabe que es más fácil criticar que alabar. En muchísimas ocasiones son los malos los que gustan más. Eso, en cambio, me gusta. La gente que lea este blog pensará que me he pasado al lado fácil. Al de poner a todo como malo y sacar a la luz los aspectos negativos de diferentes situaciones de la vida cotidiana, de frases hechas, de actores, políticos y demás. Pero no es cierto. Es sencillo meterse con algo, sí. Pero no lo es hacerlo con ingenio, con un humor mordaz, con cierta ironía. De manera ácida. Así es como va a funcionar esto a partir de ahora. Preparaos, en algún momento podéis ser vosotros los que dejéis de gustarme. Podéis ser cosas que odie.

En cuanto al post de hoy, poco que comentar, ya que es la primera entrada y simple presentación del contenido que se podrá leer a partir de ahora. En foto, la cabecera de este nuevo blog.

Bienvenidos a todas las cosas que odio.


Roberto S. Caudet