Hoy parece que sólo se puede hablar de política. Las portadas de todos los medios españoles se encargan de fotografiar al PSOE (especialmente a Zapatero) o al PP (la foto ya varía más). En la calle, la gente ha ido a trabajar comentando las votaciones de ayer. En los trabajos, la gente se ha entretenido durante el café y/o el cigarro hablando sobre la derrota catastrófica del Partido Socialista y la victoria sin igual del Partido Popular. No es para menos. Y yo también me subo al carro, como es lógico.
Ayer estuve en casa haciendo zapping entre los debates de TVE, Antena 3 y Canal 9, mi televisión autonómica. Dependiendo de la hora y el canal, estaba la opción de ver a Francisco Camps y Rita Barberá cogidos de la mano como hermanos y luciendo sonrisas de oreja a oreja, o ver a Cospedal y a Aguirre emocionadas y hasta bailando. También podía ver a un par de presentadoras de programas informativos más bien desencajadas pensando que el año que viene pueden perder sus puestos de trabajo. Pero, en todos los casos, veía un mapa común. El de España. Pintado de azul. Porque –me cuentan- España hoy es azul.
Podría empezar, pues, con la demagogia de que si el Partido Popular ha obtenido 8,3 millones de votos en el país, implica que, en realidad, sólo lo apoya un 17% de la población española y, por tanto, en realidad España puede ser multicolor. Pero el caso es que ese 17% que fue a las urnas e introdujo sus papeletas a favor del PP es el que va a gobernar en la mayoría de municipios y autonomías durante los próximos cuatro años. El Partido Popular sigue fuerte en los territorios que ya sabíamos, como Ceuta, Melilla, Castilla y León, Madrid y la Comunitat Valenciana. Especialmente curioso me resulta el resultado de Murcia, donde el PP ha pasado de 29 escaños a 33, dejando a la oposición (PSOE + Izquierda Unida) con una suma de 12. Menos de la mitad. Igualmente fuerte es el caso de La Rioja, donde el PP suma 20 escaños de un total de 33 que puede obtener. En Baleares, más de lo mismo. Otra victoria con mayoría absoluta del PP.
Por otro lado, escandalosos son los resultados de Barcelona, donde CiU podría colocar a su alcalde después de 32 años de gobiernos socialistas. Igualmente ocurrirá en Castilla-La Mancha, donde Cospedal ha ganado a los socialistas por un escaño que le ha otorgado a ella la mayoría absoluta. Será la primera vez en la historia de la democracia que el PP gobierne Castilla-La Mancha. También podría alzarse con el triunfo en Asturias, con el ex militante popular Álvarez-Cascos como fuerza política más votada, ahora con su partido independiente. Y por si les parecía poco pastel, Cantabria también ha caído rendida a los del PP. Mi querido Revilla dejará la presidencia de la Comunidad de Cantabria con un batacazo impresionante de su partido.
Sin embargo, el Partido Popular no gobernará en Extremadura, pese a ser la fuerza más votada, con mayoría simple. El PSOE hará pactos con IU para conseguir la Comunidad Autónoma y no caer en la desgracia absoluta. Idénticos pactos podrá hacer en Aragón, si no quieren que el PP también pinte la Comunidad de azul, como ya están pintadas las tres provincias. Y también es azul Sevilla. Hoy, todos dicen que la corrupción socialista destapada en Andalucía ha podido con la alcaldía sevillana, que ahora pasa, con mayoría absoluta, a manos del Partido Popular.
¿Pero quién dijo corrupción? El PP ha sido el ganador absoluto de las elecciones incluso en las Comunidades Autónomas donde la presencia de tramas de corrupción era elevada. Es cierto que en la Comunitat Valenciana, Camps ha perdido un 4% de votos, pero aún así gana un escaño en el Parlament gracias a los votos en blanco. Rita Barberá, por su parte, sí pierde un escaño entre sus filas. Y aunque gobernará con mayoría absoluta, tendrá que hacer frente no sólo al PSOE sino también a Esquerra Unida (Izquierda Unida para el resto) y la Coalició Compromís (Una suma de tres partidos izquierdistas) que, liderada por Mónica Oltra, surge en estas elecciones como la 3ª fuerza valenciana, ganando en bastantes municipios valencianos.
El caso valenciano de los llamados “partidos minoritarios” no es el único. En la Comunidad de Madrid, Esperanza Aguirre también consigue una amplia mayoría absoluta, y gana cuatro escaños más que en 2007. Pero en esta ocasión, tendrá que escuchar en la Asamblea de Madrid no sólo a miembros de Izquierda Unida (dos más que hasta ahora) sino también a 8 miembros de Unión Progreso y Democracia (UPyD) que ha conseguido arrastrar a las urnas a más de medio millón de votantes. ¿Qué ha ocurrido en nuestro país?
La población está muy descontenta con la gestión del Gobierno de Zapatero. Eso es un hecho incuestionable. Además, las múltiples acampadas de ¡Democracia Real YA! en casi todas las grandes ciudades españolas (y más de veinte ciudades extranjeras) ha provocado que estas elecciones se vivan como unas primarias de las Elecciones Generales que tendrán lugar –de momento- el año que viene. La masa española con derecho a voto (en torno a 35 millones de ciudadanos) ha decidido hacer pública su disconformidad con el gobierno central, y ha decidido escoger otras vías. Y, lo más democrático posible, no se han ido al partido de la oposición más directo –que también- sino que han buscado un plan C. Llamadlo Izquierda Unida, Uniones progresistas, Coaliciones varias, Regionalistas, Nacionalistas o Cristo montado a caballo. El caso es que gran parte de la ciudadanía sabe que hay Opción C. Y ha votado por ella. Porque están hartos de un gobierno incompetente y una alternativa cochambrosa. No creen que el gobierno sea capaz de hacer frente a nada y encuentran a la oposición indigna.
De ahí que la abstención haya sido del 33% de la población votante. Hay casi un tercio del país que está muy descontenta con la política. Tan descontenta que ni vota. Ni a la A, ni a la B ni a la Z. Una gran cantidad de gente que no ha ejercido su derecho al voto y ha dejado decidir a los demás. Y los demás han elegido una España azul como nunca antes había sido vista. ¿Es una victoria del PP? Por supuesto. Ellos consiguen su aceptación más alta en la historia de la democracia española. ¿Es una derrota del PSOE? Muchísimo más. También “consiguen” su aceptación más baja en la historia de la democracia. ¿Es un triunfo de los partidos minoritarios? Clarísimamente. Se han dejado ver y han hecho bien su trabajo. En algunas Comunidades Autónomas duplican su número de diputados.
¿Y qué ocurre con Bildu? Ayer, mientras Esperanza Aguirre, Rajoy y Ruiz-Gallardón estaban en el balcón de la calle Génova, su público eufórico gritaba “fuera Bildu”. El partido político con mayor representación en el País Vasco desde anoche. Cuidado, que todavía vienen curvas. Hablan los de siempre de los catalanes y su independentismo, pero los vascos, sin hacer tanto ruido, han hablado muy claro.
Al PSOE le queda un año para poner diques a la marea azul que avanza como un tsunami. Les hace falta mucho trabajo. Les hace falta empeño y credibilidad. Pero, ¿no es eso lo que se espera de un partido político? Tomen nota. Y bienvenidos a la España azul. Abróchense los cinturones. ¿Despegaremos?
¡FELIZ DÍA DEL ODIO A TODOS!
PD: Imagen principal extraída de la web del diario El Mundo de su especial Elecciones 2011.
Roberto S. Caudet