lunes, 9 de septiembre de 2013

"Relaxing cup of café con leche in Plaza Mayor"



Escribo este artículo tomándome una relaxing cup of agua del grifo in mi ordenador, pensando en qué habremos hecho los españoles para merecer tanto castigo. Pero he encontrado la respuesta. Nuestro grandísimo sentido del humor nos ha llevado, en continua espiral, a olvidar quiénes somos, qué queremos y cómo hemos de conseguirlo. El último número montado por Ana Botella (la Pata Daisy de la política, tan rancia y sesentera que huele a perfume a granel) me ha dejado claro que hemos perdido completamente el norte. Y así no vamos a ir a ningún lado.

Recuerdo a todos los españoles que Ana Botella, mujer del expresidente José María Aznar, es la alcaldesa de la ciudad de Madrid, capital de España. Un cargo que logró sin ser elegida por los madrileños, ya que lo obtuvo a dedo una vez que su antecesor, el señor Gallardón, fue ascendido a ministro de Justicia. Esta señora que va de representante del pueblo español, y cuya máxima es separar las peras con las peras y las manzanas con las manzanas, ha logrado escapar de toda una trama corrupta que se coció en la boda de su hija, ha continuado en su cargo pese a la tragedia del Madrid Arena, durante la cual estuvo de vacaciones en Portugal y, ahora, se atreve a darnos lecciones de inglés.

No voy a mofarme de su increíble acento anglosajón, sólo superado por Bienvenida Pérez, porque, muy probablemente, la gran mayoría de españoles tampoco habría podido igualarla en un discurso de semejantes características. Claro que la gran masa nacional no ostenta un cargo público ni plantea aparecer en las televisiones de todo el mundo. Pero lo cierto es que Ana Botella apareció con un discurso aprendido de memoria, en un idioma que claramente no domina, y para mí ya es más de lo que han sabido hacer la mitad de los políticos –y el propio Rey- en toda su vida. Ante esto, la aplaudo.

Lo que voy a criticar (entre otras cosas) es esa vanidad nada escondida, esa sonrisa de estar encantada de haberse conocido, de saberse la mejor, más guapa y más inteligente de todo el globo terráqueo que destila la señora Botella durante su discurso, infumable y vacío en su totalidad. Me preocupa pensar en qué equipo de asesores tendrá que la han guiado tan mal, si es que ella hace caso a alguien, para hacer una comparecencia pública tan ruinosa y patética. Ese “relaxing cup of café con leche in Plaza Mayor” fue sólo la guinda de un pastel penosamente interpretado, en el que Ana Botella finge ser una cuenta cuentos y presupone que su público son niños de dos años. Pocos se han fijado en que, además, termina su aparición estelar con un “muchas gracias” en perfecto español. Faltaría más.

Pero esta estupenda señora, que ya se perfila como nuestra candidata para dar los votos en Eurovisión en 2014 (porque seguro que a Madrid sí le toca darlos) ha logrado su objetivo. ¿Qué cuál es? Distraernos de lo que realmente importa. Somos el hazmerreír del mundo entero. Nadie nos toma en serio. Las continuas bromas desde dentro del país, los artículos, las fotografías, montajes y hasta los remixes que ya tiene su frase lo dejan bien patente. ¿Acaso nadie se acuerda de que estaba allí para intentar lograr unos Juegos Olímpicos para España?

¿Qué ocurre ahora con las infraestructuras que hay a medio construir? ¿Y con las que están ya hechas pero vacías? ¿Quién va a responder por el gasto que hemos dedicado a intentar ser la sede de unos JJOO por tercera vez ya, con idéntico resultado negativo…? ¿Por qué en lugar de tongos y manos negras no se piensa en las causas que nos ha llevado a ser eliminados, por detrás incluso de Estambul? Es más, ¿qué hacía Amaia Salamanca allí si no es absolutamente nadie? ¿Y por qué lloraba? ¿Se puso mal el tampón o es que no logró enseñarles a los miembros del COI como ponerse el suyo? Son todo preguntas sin respuesta, que nadie se preocupa por averiguar ni por responder actualmente.

Porque, una vez más, ante la desgracia, los españoles sacamos una sonrisa. Y nos conformarnos en burlarnos de los que están peor que nosotros. Ya sea por no tener Juegos, por pronunciar peor en inglés o por estar casada con Aznar. El caso es que por más que nos sacudan, sólo nos reímos y no reaccionamos. Yo os lo digo. No nos han dado los Juegos Olímpicos porque la comitiva que llevamos, cara al resto del mundo, era una comitiva corrupta.

Allí estaban Ana Botella, Rita Barberá, la Casa Real… Todavía recuerdan esas bolsas de sangre que se descubrieron en nuestro país. Un país en el que hay cientos de miles de casas vacías, propiedad de unos bancos que lloran y no conceden créditos mientras sus directores se suben los sueldos. Sueldos que el resto del país sigue reduciéndose, a la espera de que algo mejore. Los que tenemos sueldo, porque casi un 30% de la población activa no tiene sueldo, ya que no tiene trabajo con el que poder alimentarse y seguir viviendo. Porque el resto del mundo sí ve nuestros desahucios. Conoce nuestra deuda. Ha oído hablar de la cantidad de políticos imputados que siguen en sus puestos y que dan falsas lecciones de moral.

Y me viene la Botella diciendo que se toma una “relaxing cup of café con leche in Plaza Mayor”. A mí no me altera que diga “café con leche” en español. Lo que me preocupa es que se tome su taza de café de forma “relaxing”, cuando debería de estar inquieta por sacar a su país de la crisis ya de una vez y empezar a mirar lo que tiene dentro, que está pudriéndose cada vez más. Porque España no es un juego. Nuestra situación es una jodida realidad.

FELIZ DÍA DEL ODIO A TODOS.




6 comentarios:

  1. "A mí no me altera que diga “café con leche” en español. Lo que me preocupa es que se tome su taza de café de forma “relaxing”, cuando debería de estar inquieta por sacar a su país de la crisis ya de una vez".

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  2. Nose que pensaba diciendolo asi, relaxing cup of cafe con leche, verdaderamente spaiñ is different, more different

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  3. Nose que pensaba diciendolo asi, relaxing cup of cafe con leche, verdaderamente spaiñ is different, more different

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