viernes, 28 de noviembre de 2014

Crónica de la final de grupo de 'playbacks' de JCF 2014



Había ganas de playbacks, de ver nivel, competición, de disfrutar del último dijousos de la temporada y de ver bailes imposibles, vestuarios carísimos, decorados faraónicos e interpretaciones de primera. La noche empezó con polémica, tras la decisión de Junta Central Fallera de repartir pocas entradas al público fallero “raso”, muy pocas para una final ansiada. Dentro de la sala, los que tuvimos la suerte de disfrutar de una de esas entradas VIP, vimos cómo había tanto espacio reservado como caras conocidas. No faltó nadie a la cita. Siete comisiones se jugaban todo a una última carta, y la noche dio bastante de sí. Había una parte alta de la tabla relativamente clara y unas últimas posiciones que podían variar, pero que claramente no iban a por el primer premio. Aún así, hubo sorpresas y, antes de comentarlas, no quiero olvidarme de las Fallas María Ros – Santo Tomás y Blocs – Platja, para mí dos números que claramente estaban en la final aunque el jurado no los valorase tan positivamente. Ahora sí: al lío.

La Falla Avenida de la Plata – General Urrutia no logró que su Embrujo de amor llegase a nuestros corazones. Vinieron como novatos y, desde luego, levantaron algunas pasiones. Un número acertado, aceptable y muy correcto, con pasos sencillos pero que se dejan ver, interpretaciones que pueden mejorar pero que no son deficientes y con un conjunto más que resultón, cantado en castellano y con dosis de flamenco suficientes para que todos lo pasásemos a la final. Sin embargo, una vez aquí, el número se vino abajo. Anoche no estuvieron cómodos, y se les notó. Quizá fuesen los nervios, quizá que eran claramente menos en el escenario, pero había huecos, carencias y mucha menos fuerza que en su semifinal. Para mí estaban algo más arriba, pero no mucho más. Enhorabuena igualmente.

El sexto puesto se lo quedó la Falla Mercado de Castilla con su Cirque Doris, un número en francés bien ejecutado aunque algo descoordinado anoche. No es un playback con muchas aspiraciones pero luce y no poco. Las varietés del Moulin Rouge convertidas en todo tipo de criaturas circenses lograron animar al público y ofrecer, sin duda, la nota de color de la noche. No fue el gran número, pero tampoco el peor. Poco a poco van mejorando y eso siempre ha de premiarse. Espero que ellos también me premien a mí regalándome uno de los pelucones de las leonas. Soy muy fan.

En la quinta posición quedó la Falla Santiago Rusiñol – Conde Lumiares con sus Tesoros de Broadway. Es el único número que “se me coló” en la final, porque para mí no tenían tanta puntuación, y aunque anoche estaban algo más crecidos y limpios, tampoco me pareció un playback de diez. A su favor, la gran efectividad y velocidad de sus cambios de vestuario, su variedad espléndida de música (y toda en castellano) y unas interpretaciones individuales muy solventes. En su contra, un tema manido, poco innovador ya en este concurso y con una puesta en escena global que tampoco fue exquisita.

Rozando el podio, pero en un escueto cuarto puesto, quedó la Falla Grabador Jordán – Escultor Pastor (La Fonteta). Para mí fue uno de los grandes números de la noche, y yo les hubiera dado la medalla de bronce. Estuvieron muy limpios con el número más divertido y jovial de la noche. Hay playbacks infantiles que pueden resolverse muy bien con adultos y éste es uno de ellos. Hubo interpretaciones magníficas, pasos coordinadísimos y bien vistosos y una escenografía que sin ser demasiado pomposa, me satisfizo y mucho. Había ganas, ilusión y horas de ensayo. Quizá les faltó ser más imponentes, pero en cualquier caso, yo los veía más arriba. Felicidades a todo el grupo.

La Falla Pintor Salvador Abril – Peris y Valero (El Quarantahuit) se llevó la tercera clasificación gracias a la versión más italiana de Romeo y Julieta que se haya visto sobre un escenario. Encima de él, un espectáculo trágico pero bien resuelto, con una primera fila brillante y un grupo muy metido en su papel. No había sonrisas, no les hacía falta. Aquí se representaba algo muy serio. Pasos de baile bien marcados y perfectos para un público de frente. Efectivo y correcto, pero para mí gusto, algo flojo. Me faltó más gente en el escenario en algunos momentos, algo más de riesgo, más sincronización y una apoteosis mayor. Para mí eran los cuartos, aunque finalmente tuvieron podio. Enhorabuena a todos. Un regreso esperado y que confiamos que sirva para seguir ahí. De momento, yo no me quito el Verona è qui, Verona bella… de la cabeza.

El segundo puesto fue para la Falla Doctor Domingo Orozco – Bailén, que nos hizo disfrutar a todos con sus monjas más corruptas. Un número maravilloso y brillante, al que no le faltó humor, coordinación, un vestuario y decorado más que adecuados y hasta una música precisa que venía perfecta. Estaban claramente un escalón por encima del resto, y se notó. Tuvieron pequeños fallos que supieron dejar atrás y convertirse en la auténtica medalla de plata de este concurso. Un premio para recompensar todo lo que el año pasado sufrieron sus integrantes que, desde dos comisiones diferentes, no lograron pasar a la Final. Este año han ido a por todas, y lograron su merecida clasificación. Felicidades. Brutales.


Y, con permiso de todos los demás, el ganador no pudo ser otro: la Falla Avenida Burjassot – Padre Carbonell demostró coraje, fuerza y muchísimas tablas. Un grupo compacto que si el año pasado tuvo un bache, este 2014 han sabido venirse arriba. Su semifinal ya los dejó como claros favoritos y anoche repitieron con más eficacia todavía. El jovencito Frankenstein ha sido el gran playback de este concurso, con un diez en todos sus campos. Una interpretación magistral, unos pasos de baile brutales, un vestuario más que sobresaliente y un decorado que se sobrevino ante posibles caídas. Es, sin duda, el espectáculo más recogido de todos los que hemos visto, y se mereció ganar. Chapó para todos y cada uno de ellos. Han sido los mejores.

@RobertoSCaudet

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