viernes, 30 de julio de 2010

Cataluña está fresquíbiris


El día 28 de julio de 2010 será recordado en todo el Universo como el Día por la Vida. Y tranquilos, que no estoy abanderando ningún Foro de la Familia contra el Aborto. De hecho, apostaría por que muchos de los animalitos de los que voy a hablar –y no será ni la primera vez ni la segunda- son más humanos que la panda de aburrrrridos que pueblan el FF.

Se podría decir que siempre llego tarde a las noticias interesantes, pero es que mi moral y mis principios me obligan a empaparme bien de lo que voy a hablar y a leer diferentes versiones de los hechos antes de escribir sobre algo. Por un lado, para no equivocarme en fechas, datos y en los hechos, y por otro, para poder analizar mejor la situación viendo opiniones contrarias a las mías. Sin embargo, sobre este asunto no concibo que haya alguien que piense lo contrario de lo que pienso yo. Y si los hay, porque los hay, tienen que tener algún tipo de problema.

Como decía, hace ya dos días, el Parlament de Catalunya daba el “Sí, quiero” a la prohibición de las corridas de toros en Cataluña. Una mayoría absoluta –y aplastante- de los votantes se enfrentaba a España entera –y por qué no, al mundo, y a El Mundo también- por defender principios básicos como la dignidad, la decencia y la vida. Porque, permitidme, una corrida de toros no tiene ninguno de esos valores. Las corridas de toros son inhumanas, indecentes, indignas, humillantes y abominables. Me produce náuseas el hecho siquiera de imaginarme una plaza de toros.

La polémica sobre la prohibición se ha servido en un plato muy caliente, casi en estado de ebullición. Y eso no puede ser bueno. Pues bien, ése es el tema que centra hoy mi estado de Odio. Conste en acta que puedo entender que haya gentuza que esté a favor del asesinato lento y agonioso público de toros en un cerco cerrado. Puedo entender pues que éstos se ofendan ante la Prohibición de tal acto lamentable por parte del Parlament Català. Pero lo que no entiendo ni me explico es cómo se puede sacar de contexto la noticia hasta el punto de confirmar que Cataluña no quiere las corridas para alejarse de España y sus costumbres.

¿Cuál sería la portada de El Mundo, de ABC o de La Razón si fuera Obama el que hubiera prohibido las corridas? ¿Pedirían la dimisión del presidente de Estados Unidos? ¿Se les ocurriría decirle a Zapatero en un Pleno que dejara de tener relaciones con él, con su país? ¿Acaso dirían los periodistas de estos tres diarios que el negrito quiere des-hispanizarse? Seguramente no. Pero lleguemos más lejos… ¿No es absoluta hipocresía defender el derecho a la vida pero aceptar que se maten toros? Demagogia barata también, pero entre los políticos es incluso lícito. Al fin y al cabo, forma parte de la oratoria romana, ¿no?

Es tremendamente absurdo e incoherente lo que hacen ciertos grupos de nuestra sociedad según les conviene. Y ya ni me meto si empezamos a analizar esos mítines en los que según qué políticos instan a las regiones a diferenciarse, animan a las Comunidades Autónomas a seguir siéndolo y se alegran de que España no sea un Estado centralista. Pero luego y cuando les tocan “en el alma”, se llevan las manos a la cabeza porque una de estas CCAA se les escape del cauce. Hipócritas. Mamarrachos.

Yo hoy, como dice el anuncio, soy fan de Cataluña. Soy fan de los toros. De los vivos, no de las corridas. Y soy fan de todos y cada uno de esos 68 políticos catalanes que han votado a favor de la prohibición de las corridas. Porque por fin alguien se ha atrevido, por la vía legal y oficial, a alejarse de la España de los años de Esteso y Pajares. Y hablando de Esteso, me estoy acordando de una súper actriz a la que le chupó un pezón…



Hoy, Cataluña está fresquíbiris, fresquíbiris, fresquíbiris. Y me da mucho gustíbiris, gustíbiris, Odiar. A todos los salvajes que siguen defendiendo esa supuesta Fiesta Nacional. A todos los personajes que aprovechan una futura Ley que debería ser universal para arremeter de manera ruin y barata con los insultos fáciles y contra los nacionalismos que no tienen nada que ver. Si es que hay algunos que no quieren peras y manzanas pero luego mezclan la velocidad con el tocino…

Felicitats, Catalunya. Felicitats bous del món sancer.
Feliç Dia de l’Odi a tothom!

Roberto S. Caudet

5 comentarios:

  1. Quién va a ver corridas de toros? Evidentemente los más jóvenes no, ergo significa que ese espectáculo estaba desapareciendo.
    Con la votación y el escándalo que se ha formado ahora, las corridas de toro vuelven a tomar más importancia de la que tienen. Algunos taurinos agradecen a los catalanes que la hayan relanzado la llamada Fiesta Nacional. Seguro que suben los precios, se agotan antes las entradas y empieza de nuevo a ir más gente a las plazas de toros. Lo prohibido siempre interesa.

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  2. Si fuera verdad todo esto.. pero es falso, no es la razón que les ha llevado a votarlo ni a subvencionar a todos los que quieren acabar con la Fiesta Nacional, que al final es lo que buscan... lo de Nacional.. porque esos festejos suyos, los toros emoblados.. esos no maltratan al animal, no? no no, eso no, eso son tradiciones catalanas que hay que defender.

    Un beso cielo

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  3. enhorabuena a Catalunya por esa desición... el politiqueo alrededor de eso es solamente para que no se escuchen los argumentos reales y para evitar el contagio. Demonizan a Catalunya contra España y se creen a salvo. Pobres ignorantes...
    Espero que el pueblo sea algo más inteligente que estos descerebrados periodistas y politicos que han intentado hacer de una astilla un palo.
    Hoy y siempre "odiamos" las corridas de toros y aplaudimos la decision.

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  4. Stultifer: Ojalá no ocurra lo que dices y esto no acabe dando ventas colaterales a las plazas de toros en otros lugares... Sólo de pensarlo me da grima.

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  5. Álex: Sigo en mis trece de que son los demás los que quieren hacer creer que hay un nacionalismo oculto en todo lo que rodea a Cataluña y sus decisiones. Si yo te dijera ahora que soy catalán, ¿pensarías que ahora sí tengo motivos políticos? Me parece absurdo, francamente.

    Se empieza por prohibir lo gordo, lo que mata, y se continúa -o eso espero- por prohibir lo demás.

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