Si recordáis, titulé mi primera entrada del blog como “Ataca la bestia”, que en el fondo, se debió al estribillo del último single de una de mis cantantes favoritas. No obstante, y como ha sido evidente durante estos tres meses, la bestia ha ido odiando a todo, y a todos cuantos obraban mal. Como si de un guerrero justiciero se tratase, he ido lanzando dardos envenenados a diestro y siniestro, de manera muy arriesgada, llegando a recibir comentarios irrespetuosos y algunas amenazas que no han llegado a puerto. La repercusión obtenida por el nivel de odio de mi blog ha sido mayor a la esperada, y más gratificante ha sido ver los comentarios diarios de unos usuarios que, sin conocerme de nada, se han molestado en leerme y en apoyarme, o en defender sus posturas opuestas. El resultado, a mitad del camino, ha obtenido una nota de notable: ocho.
Pues esta bestia citada hoy viene a tirar piedras sobre su tejado, porque parece que uno está encasillándose. Y es que vengo a hablar –y ya es la quinta vez- de Eurovisión. Lo siento de veras, pero es un tema que me atrae absolutamente la atención, y en el que se entremezclan asuntos noticiosos muy actuales, temas musicales y motivos políticos. ¿Alguien da más? Pues yo. Al ataque que voy.
El jueves, como ya sabréis –y además publiqué en cuanto sucedió-, Karmele Marchante, o lo que es lo mismo, Popstar Queen, fue eliminada de la segunda ronda clasificatoria para elegir al representante español de Eurovisión por la propia organización. Ella y tres concursantes más. Los motivos que dio RTVE fueron muy simples, la canción de la periodista rozaba el plagio y además no cumplía algunos otros requisitos del formato eurovisivo (como dije anteriormente, amén de ser muy corta, hace publicidad y tiene un trasfondo político). La cadena pública nacional fue drástica y eliminó sin más –insisto, a ella y a tres más- a la que iba en ese momento primera en votaciones.
A partir de ahí, la polémica ha estado servida. Y es, precisamente, lo que hoy odio. En España hay un problema enorme de desconocimiento de las normas básicas y de la historia de Eurovisión, y así, el concurso se ha convertido para la mitad de los españoles en un “festival del tongo” donde da igual lo que se lleve “porque no vamos a ganar”. Por esa regla de tres, la mitad de los países no participarían nunca, porque no han ganado nunca. Grecia ganó, por primera vez, en 2005, con el tema “My number one”, de Helena Paparizou, y Rusia lo hizo en 2008, gracias a Dima Bilan y su “Believe”, ambos se presentaban por segunda vez al concurso –los cantantes, digo-. Los países tenían más de 30 años en el festival y ningún primer puesto. Evidentemente, no ganar, molesta. Pero no hay que resignarse a pensar que siempre vamos a quedarnos en los últimos puestos.
El viernes, la protagonista de la historia, Karmele Marchante, y la cadena que ha actuado como plataforma, se convirtieron en un solo jugador que ha perdido la batalla y no ha sabido reaccionar. Toda la programación de Sálvame, en su versión vespertina y en su versión nocturna, se basaron en la expulsión de la periodista de la segunda ronda. Pero, ¿se extralimitaron? Francamente, creo que no del todo.
Nunca he apoyado –ni lo haré- la candidatura de Popstar Queen. Me parece lamentable, es denigrante para el pueblo español, no me representa en nada y además me parece que está muy fuera de lugar en Eurovisión, y la cantante también. No tiene voz, no sabe cantar, no se sabe su letra y jamás se ha atrevido a cantarla sin playback. Es horrible. Pero, y he aquí el asunto, RTVE sí que la aceptó como válida el lunes a mediodía cuando publicó la lista de los participantes. ¿Por qué entonces la descalifica cuatro días después? Mi percepción del asunto es, cuanto menos, muy rebuscada. Pero tengo varias opciones.
La primera de ellas es que todo se debe a estrategia de RTVE para darse bombo, al precio que sea, y dar un poco de publicidad “gratuita” al festival. Por lo pronto, este año re han registrado casi el doble de votos con respecto a los registrados el año pasado a estas alturas para elegir al candidato. Así, y con la expulsión de Karmele, todavía gana más espectacularidad el asunto, y más morbo.
La segunda de ellas, algo más oscura, es que todo se deba a un pacto estratégico de Telecinco y RTVE para darse publicidad a ambas y conseguir audiencias récord. Porque no sólo TVE se beneficia del espectáculo servido, sino también la cadena de Vasile, que anoche tuvo pico de audiencia con Sálvame Deluxe y por la tarde logró arrebatarle el liderazgo a “Amar en tiempos revueltos” con la expectación de Sálvame Diario por ver –o no ver- a Karmele “hundida”. Dos millones y medio de espectadores.
Lo que más gracia me hace es el argumento que muchos defienden para criticar a Popstar Queen por que quiera ser, de manera puntual, cantante. El mundo con más intrusismo es, precisamente, el del periodismo. Y eso bien lo sabe Telecinco. Belén Esteban es el ejemplo de que uno puede estar en la televisión durante años sin tener la licenciatura –ahora grado- de periodismo. Otro gran ejemplo sería Mª Teresa Campos. Licenciada en Filosofía y Comunicación Audiovisual. ¿Qué hay de malo en que Karmele quiera ser cantante? ¿Qué era David Bustamante antes de entrar a OT? ¿Y Soraya Arnelas? La periodista no va a operar a nadie a corazón abierto. Va a interpretar –iba, perdón- un tema más o menos divertido y artístico que, hasta el momento, había recibido 120.000 votos, casi el 35% del total.
Así pues, no le veo el problema de base a que Karmele pudiera presentarse a Eurovisión, aunque, insisto, no me gustaba en absoluto su tema. Y tampoco entiendo por qué ahora es eliminada y no el lunes. Se supone, según nos anunciaba RTVE el día de la publicación de candidatos, que todos habían pasado por un casting previo para asegurarse de que cumplían las normas. ¿Quién hizo ese casting a Karmele? ¿Acaso la de ella no iba a estar mirada con lupa? Qué bajeza. Qué poca elegancia.
Desde aquí, mi total apoyo a Telecirco –perdón- y a su manifiesto en el que solicitan la responsabilidad sobre el asunto de RTVE y la dimisión de la persona, o personas, asignadas a vigilar que las canciones cumplieran las normas. La canción había sido admitida y era la más votada. Si querían haberla hecho desaparecer, valía con que el día de la final televisada, el jurado correspondiente le diera una puntuación baja para que, ni con los votos del público, Popstar Queen nos fuera a representar en Oslo.
Fatal, RTVE, fatal. Hoy, te odio. Por lo poco preciso. Por la descarada manipulacíón pública al concurso. Porque, un año más, vuelve a pinchar en credibilidad y elegancia. Y también os odio a todos los que apoyáis a Karmele por el mero hecho de ser la “contrafestivalera”. Un poquito de criterio. Gracias. El concurso lo ven varios cientos de millones de persona en todo el mundo.
Sin más, y como ya avisé el jueves, a partir de ayer empecé a promocionar a la que es mi canción favorita por España. Ya daré los motivos en otro momento. Mientras, escuchadla si queréis. Ellas son Venus, y su canción: “Perfecta”.
Gracias a todos por seguir conmigo en esta nueva etapa del Odio, ya sin lastres de evaluaciones encima. De ahora en adelante, vosotros seréis mis correctores. ¡Feliz Día del Odio!
Roberto S Caudet
enhorabuena por la nota, está muy bien ;)
ResponderEliminarel tema de karmele, opinpo exactamente igual que tú!!
no voy a decir más, sorry!
sabes que teailoviu! ;)
No se cuales fueron las razones para descalificarla ahora y no antes, pero el choteo con que la gente se lo esta tomando y sobre todo el presentar a alguien como ella y esa canción me parece de los más ridículo y triste. Parece que los españoles estamos empeñados en dar una imagen de pais de pandereta.
ResponderEliminarUn beso cielo
Gracias por acompañarme en este recorrido, Carles !! (K) muá !
ResponderEliminarY a ti también, Álex! Las razones por las que expulsaron a Karmele, se supone, es que después de ir como la más votada, grupos de eurofans salieron en contra de ella y entonces pudieron ratificar -con ayuda de éstos- que estaba incumpliendo las normas.
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