Una diputada mexicana ha declarado en el foro sobre el Matrimonio Igualitario de Puebla (una de las ciudades
del país) que los homosexuales no tienen derecho a casarse, dado que, cuando
mantienen relaciones sexuales “no se miran a los ojos”. Suya es la teoría de
que sólo debe considerarse matrimonio a
aquellas relaciones en las que los integrantes “sostienen relaciones sexuales
mirándose a la cara”. Para rematar la faena, Ana María Jiménez Ortiz –así
es como se llama la valiente zorra- ha asegurado que, por tanto, los invidentes tampoco deberían contraer matrimonio. Válgame la cruz.
Según recoge además el británico
Huffington Post, la mexicana, diputada local por el Partido Acción Nacional
(PAN) de México, aseguró que los niños
criados y adoptados por parejas de gays o lesbianas terminan “con adicción a
las drogas y con depresión”. No me cabe duda de que así acabarán si sólo
escuchan declaraciones como la suya, que ahora asegura que todo ha sido “sacado de contexto”, aunque no niega ninguna premisa ni la teoría en sí misma.
Podría responder a esta auténtica
degenerada con un millar de fotografías, vídeos o, si lo prefiere, posturas en
directo que destrozarán su teoría de que los hombres homosexuales no podemos
–tendré que incluirme, digo yo- mantener
relaciones sexuales mirándonos a la cara e, incluso, besándonos. También
podría explicarle el hecho de que bastante desgracia tiene una persona
invidente que no puede recibir percepciones de sus ojos como el resto de seres
humanos como para que, aún encima, le digan que lo suyo no es amor.
Me satura demasiado toda esta gente
que vive en el siglo 35 antes de Cristo y que se cree que su opinión es válida
sin más y que pueden imponer su criterio al resto. No se trata de restarle
derechos a mujeres como esta guarra, que debería al menos dejar su puesto de
diputada. Qué va. Se trata de aumentar los nuestros. Y tampoco. Se trata de equipararlos, de revalidar algo
que ya es evidente. De dejarnos a todos disfrutar por igual. Porque amar es
constitucional. Y el hombre es un complemento para el hombre. Si no, que se lo
pregunten a mi querida Miss Antioquia.
¡FELIZ DÍA DEL ODIO A TODOS!
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