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miércoles, 12 de enero de 2011

La vanidad de Antena 3, Fernando Alonso y Nacho Montes


Lectores, seguidores, Odiadores del mundo, hoy quiero compartir con vosotros el Manual del Perfecto Vanidoso, un libro que se publicará en las mejores librerías pero que, de momento, escribo en este blog. El vanidoso es aquel pretencioso, arrogante y envanecido. Ese tipejo prepotente y muy soberbio que puede que ni siquiera merezca tantos lujos como se dice a sí mismo. En los últimos días, numerosos vanidosos han salido a la luz en prensa y televisión y algunos opinan ya que son una plaga. Los ejemplos que os ofrezco a continuación son especialmente llamativos y ninguno deja de sorprender. Adelanto que hablaré de una cadena de televisión decadente, un aclamado deportista –por decirle algo- y un periodista que va de modelo. Como diría en los temáticos de GH 12… ¡ADELANTE!

Lo primero para poder ser vanidoso es creerse mejor que el resto. Saberse inteligente, guapo, carismático, con don de gentes… y, sobre todo y ante todo, saber que pones. Y eso es lo que desde final de año nos intenta vender Antena 3 de sí misma: que pone. Para que quede bien claro, han formado un spot musical en el que los rostros más representativos de la cadena fingen que cantan y bailan en planos de no más de 3 milésimas de segundo (algunos sólo mueven las manos, como la periodista Gloria Serra) mientras que el resto del anuncio está lleno de bailarines de Fama (que, casualmente, es propiedad de Cuatro… o sea, de Telecinco). Unos bailarines que también ponen…. Anfetaminas en el ponche, porque vaya con los movimientos arrítmicos y demasiado acelerados que nos ofrecen.



El anuncio de Antena 3 comienza mal no, lo siguiente, cuando vemos a un Jorge Fernández (Míster España de hace ocho años que se hizo famoso gracias a Telecinco) poniendo caras de desprecio y asco hacia un gayer-locaza que intenta venderles una serie de estereotipos para subir la audiencia y que, al parecer, no triunfan mucho. Yo, por si acaso, les haría que se planteasen lo que dice la locaza, porque cada día que pasa, Antena 3 pierde audiencia como el tipejo aceite. Sin ir más lejos, la supuesta serie del año, Hispania, desde el primer capítulo hasta el último (de ayer mismo) ha perdido dos millones de espectadores. Así, en tan sólo una temporada. A este paso, van a tener que pagar a la audiencia para que los vea. Para que los ponga.

Jorge Fernández, como digo, de repente entra en el mundo del musical y comienza a cantar frases llenas de sentido y absolutamente profundas, a destacar: “gente glamourosa, entre otras muchas cosas”. Francamente, para trabajar en un programa que consiste en descubrir palabras, ya podría tener algo más de vocabulario. Por no hablar de lo cutre del mensaje. ¿Qué entiende Antena 3 por glamour? Imagino que programas como “El Diario de Patricia sin Patricia” “¿Dónde estás corazón…? – Pues en Telecinco, que me paga más”, o “Física o Química y Viceversa”. Entonces aparece Susana Griso, esa periodista que un día se puso la misma silicona que Yola Berrocal, pero en los labios, y decidió anunciar Actimel. ¿Alguien se cree que con esa boca le cabe la botellita del yogur? Yo creo que la succiona. Pero ése no es el tema.

La Griso canta algo como “informativos donde el amarillo no es más que un color”. Por supuesto, el de su pelo. Que ni siquiera es original. Pero da igual, ella nos pone. Y también ponen Arguiñano, Javier Cámara, Jesús Olmedo y Gloria Serra, que salen justo después. Cuatro (muajajá) caras que se hicieron famosas gracias, también, a Telecinco. La más graciosa es la señora Serra, que no sólo ha perdido 50 kilos con el cambio de cadena, sino también más de millón y medio de espectadores. Ahí es nada.

Francamente, Antena 3 lo único que pone son programas sin éxito que imitan a programas de éxito de Telecinco, capítulos repetidos de Los Simpsony otras muchas cosas… penosas”. Muajajá. Unas cosas que al cabo el día no suelen llegar ni al 13% de la audiencia, y aunque la cadena suele ser la tercera más vista (no lo es en Cataluña y alguna Comunidad Autónoma más), tampoco puede decirse que haga unos grandes datos. La competitividad es muy lícita siempre y cuando se haga con elegancia y respeto. Antena 3 no ha realizado un anuncio para decir lo buena que es, sino lo superior que es a Telecinco, pese a que esta cadena la supera alegremente en audiencia cada día. Se equivocan de enemigo y se equivocan con sus argumentos. Qué espectáculo tan lamentable.

El segundo ejemplo del día nos lo ofrece el periodista que trabaja, a tiempos parciales, en Telecinco y La Cope. Estoy hablando del supuesto “experto en moda”, profesor de Las Joyas de la Corona y comentarista del Debate de Gran Hermano 12, Nacho Montes. Este señor, para que me entendáis y me pueda entender él también, es una mariquita mala de manual. Un señor que sobrepasa, a todas luces, la cuarentena, y que se viste, maquilla y peina como los protagonistas de Blossom. Un periodista resabiado que, pese a tener un vocabulario rico y consistente, se afana en un estilo chabacano y ordinario. Para muestra, un botón. Los suyos, rosas o de oro, por supuesto.

El domingo pasado, durante la emisión en directo de El Debate de Gran Hermano 12, Nacho Montes entrevistaba (junto al resto de colaboradores) a Anup Narain, el último expulsado del concurso. Por si os queda alguna duda, Anup es de origen indio y aunque lleva varios años en España, todavía no domina a la perfección el idioma, como es perfectamente comprensible. Cierto es que nunca ha habido problemas de entendimiento con él –con Anup, quiero decir- y que además el indio está encantado de enriquecerse con más palabras españolas. Precisamente por las palabras vino el conflicto, y Anup Narain le recomendó a Nacho Montes que se comprara un diccionario y que lo leyera, porque lo estaba llamando “tramposo” cuando él asegura que no lo es, y menos, en el sentido en el que se lo reprochaban.

En el momento de clímax de la discusión, Nacho Montes sentenció un “el diccionario a ti, que no sabes ni castellano”. Nueva dosis de vanidad y cinismo. Me encantaría escuchar a Nacho Montes hablar cualquier otro idioma con la misma gracia y naturalidad que Anup Narain, y con la misma soltura, para empezar. Parece mentira escuchar unas palabras así de quien hace escasos cuatro meses iba de digno y de educado en un programa de refinamiento en el que él hacía de profesor. El tiempo pone a cada uno en su lugar, Nachete.

El tercer ejemplo de vanidad que completa el libro que publicaré es el ofrecido en un aeropuerto de Portugal por Fernando Alonso, bicampeón de Fórmula 1, allá por el 2007. Por todos es sabido que el deportista (porque parece ser que ir en coche es deporte si vas a más de 300 kilómetros por hora) no tiene, precisamente, un gran don de gentes. Y tampoco es especialmente agradable. Ni muy saleroso. Vamos, que es un tonto del culo desaborío cuyo máximo logro es tener como representante del club de fans a Antonio Lobato, ese comentarista de Fórmula 1 que come, reza y ama por el piloto asturiano. Lobato, como la Griso, ya tendrán algún día una mención específica, ahora no voy a ahondar.

El caso es que a su llegada a Porto Santo, para celebrar Nochevieja, Fernando Alonso fue recibido por un grupo –y no muy numeroso- de periodistas que intentaban filmar su viaje y conseguir algunas declaraciones… pero Fernando Alonso fue más rápido que ellos (por eso tiene dos títulos de Campeón del Mundo) y, en un portugués bastante claro, les espetó que si “veía algún fotógrafo durante su estancia, abandonaría la isla y le diría a todo el mundo que era un desastre”. Acto seguido y con el pulgar hacia abajo, da a entender que él, que es un líder de masas, podría hundir el turismo de Portugal si se le antojase. Por si no han entendido su portugués, pregunta: “¿Entendido?”. Acabáramos. Claro que lo hemos entendido, Alonsito. Así es como consigues llegar a Ferrari y ganar en la pista, a golpe de chantaje barato y sibilino.

¿Pero quién se ha creído este hombre que es? Vamos, luego se quejan de la cantidad de policía y seguridad que tuvo la señora Obama cuando vino a España. Peor hubiera sido que dijera que todos los medios fuera, o nos hundía el país… Claro que más abajo todavía tampoco sé si podemos ir. El caso, ¿qué clase de déspota deshonrado es Fernando Alonso? Un imbécil cualquiera que debería aprender un poco de humanidad y de humildad. Es absolutamente insostenible que se muestre así ante las cámaras y que encima lo haga con tal serenidad y normalidad. A saber qué hace cuando no lo enfocan (vale, esto es demagogia). Alonso no es que me guste un pelo, pero su actitud es, sin duda, absolutamente indigna. Una estrella estrellada. Un auténtico mamarracho. Que tomen nota sus fans.

Lo mejor de todo es la encuesta que acompaña en ABC la noticia, acerca de si la actitud de Fernando Alonso es buena o no… y el apoyo del 62% de los votantes a la chulería y necedad del piloto. Apaga y vámonos. Vosotros no apaguéis, que ya escribo poco por motivo de mis exámenes como para que encima me abandonéis. Sed buenos, pero no idiotas. Y ya sabéis, nos vemos el viernes:

¡FELIZ DÍA DEL ODIO A TODOS!

Roberto S. Caudet