¡Segunda parte del aniversario de Todas las cosas que Odio! Como sabéis, el Odio se convierte en Amor y el rosco de Pasapalabra sigue avanzando hasta la letra P, que como ya os adelanté, es la inicial del apellido Potter. Hoy, se suman a la lista una canción, una novela, un escritor y varios personajes Disney. ¿Preparados? ¡TIEMPO!
Israel. El país que tenía que haber ganado Eurovisión este año pasado (de la mano de Harel Skaat y su canción titulada “palabras” [“millim”]), es un país que siempre me ha atraído por la variedad de culturas que tiene, la grandísima historia que lleva detrás y que, con tantas guerras y barreras absurdas, no se deja conocer fácilmente. Un lugar para amar y odiar a partes iguales, unas tierras que siempre me han llamado la atención y que parecen míticas, mágicas, inalcanzables. Y también es un nombre de chico. Ya sabéis, como reza la maravillosa Dentro del laberinto: “El lugar donde todo parece posible, y nada es lo que parece”. Guiño, guiño.
Jonathan. ¿Hace falta que diga algo más? Sobran las palabras cuando se habla del amor, pasado, presente y por venir, y cuando se hablan de sentimientos verdaderos, sensaciones encontradas y muchos, pero que muchos recuerdos y vivencias que dibujan en la cara una “sonrisota”, que diría mi queridísima Lau, imborrable para los restos.
Ken Follet. Este escritor nacido en Cardiff (Gales) es universalmente conocido por su novela “Los pilares de la tierra”, recién emitida en Cuatro (y en el resto del mundo) con un éxito arrollador. La segunda parte del libro, “Un mundo sin fin” es todavía más brillante si cabe. Aunque describe y narra al estilo de los cineastas franceses –leeento, muy leeento-, lo cierto es que dota a todos sus personajes de un halo especial que inspiran amor, ternura, desafíos y malicia (parezco Rocío Jurado). Aunque para mí, sin duda, su mejor obra es “En el blanco”, una novela muy thriller al estilo de la serie de Telecinco “Motivos personales”, aunque el libro saliera antes, en la que las industrias farmacéuticas y los malvados más malotes se pelean hasta la muerte. Literalmente.
Lady Marmalade. Aunque no es mi canción favorita (Tell him, de Barbra Streisand y Céline Dion; y Can’t take my eyes off of you, BSO de Diez razones para odiarte), lo cierto es que Lady Marmalade podría decirse que resume bastante bien algunos años de mi vida. Porque uno ha tenido sus momentos de Lolita y, ¿para qué voy a gastar mi dinero cuando puedo gastar el tuyo? Fui a París con la única intención de visitar Notre Dame, subir a la Torre Eiffel… y perderme por el Moulin Rouge. Por supuesto, el desengaño me lo llevé en cuanto me topé con un edificio de dos plantas y un molino que parecía sacado de un catálogo de Ikea. Sin embargo, la canción es mítica, la película es la mejor de la historia y Nicole Kidman… Es simplemente OH. Me encanta.
Megara y Musas. Y hablando de películas… a estas alturas ya sabréis que mi peli favorita de Disney es Hércules. Salvando sus errores históricos y mitológicos, el film es absolutamente impresionante. Me encanta la historia de Meg entre el amor, el desamor y la vuelta al amor. Y es imposible olvidar a las cinco Musas que tan bien ponen la banda sonora. Ni qué decir que me aprendí todas las canciones en cuanto me compré la cinta cassette –qué tiempos- y que la veo, al menos, dos veces al año. Podría interpretar a cualquiera de los personajes. Me conozco todas las frases.
Negritos, Diez. Para los que no conozcáis a Agatha Christie, el título es, como poco, muy raro. “Diez negritos” es el nombre de una de sus novelas de misterio, la que para mí, sin duda, es la mejor de todas. La historia gira alrededor de diez personajes –que no son negros- que quedan encerrados en una isla sin posibilidad de salir (¿Perdidos?) y cómo van muriendo uno a uno, según una canción infantil llamada “diez negritos”… Perfecto. Os lo recomiendo absolutamente.
EÑe. Sin más. La propia letra Ñ siempre me ha hecho mucha gracia. Es nuestra letra, qué narices. ¿Qué coño? Muajajá. No hay país en el mundo que la tenga tal cual ni que sepan pronunciarla igual que nosotros. Ni toros, ni jamón ni nada. Nuestra seña de identidad es la letra Ñ. Magnífica. Debería ser obligatorio tener una Ñ muy grande tatuada en el culo si se es presidente del Gobierno. Jojo.
Odio. ¿Alguien dudaba que la O sería la inicial de Odio? Nunca una palabra me dio tanto juego, tanta diversión y… y tanto sacrificio. A ver si os pensáis que es muy fácil publicar constantemente cosas que no te gustan y a sabiendas de que vas a recibir críticas y más críticas. Y hasta algún mensaje amenazador, como ocurrió en una de mis entradas –hasta hace bien poco- más comentadas. Actualmente, ya se suman casi 23.000 visitas y 43 suscriptores. Las entradas más comentadas son las de Eurovisión, la entrada de Disney y la del 11-S. Y las más visitadas, la de Disney y la de Michael Jackson. Gracias, en serio, gracias a todos por quererme tanto y por odiarme todos. Gracias.
Potter, Harry. Y termino hoy con la P de Potter. De Harry Potter. Si hay un personaje novelesco –o peliculero- que me enamore y que me haya apasionado tanto, ése es el mago más desgraciado de la historia. Recuerdo que cuando empezó a ser famoso en España, yo sentencié un “jamás me han gustado las cosas que se convierten en éxito tan rápido”. Un año más tarde, ya había leído los cuatro primeros libros y tenía los dvd’s originales con las ediciones dos discos, extras y demás… Si es que he sido muy friqui de muchas cosas. No sé por qué sigo teniendo amigos. Muajajá. Otro secretito os diré: tardé año y medio en ser capaz de leer la última novela de la saga. Me resultaba imposible acabar de leer las que serían las últimas páginas de Harry Potter. Y además el final no me pudo resultar más ridículo. Qué manera de decir “no quiero escribir más, lo siento”. Qué manera de romper la magia, vaya. Cómo lloré con las muertes y más muertes… Por cierto, mi personaje favorito de la saga es la profesora Minerva McGonagall. Creo que me hubieran metido en la escuela de Ravenclaw. Y me habría encantado ser profesor de oclumancia. Y ya, ya no me destapo más.
Y hasta aquí. El viernes, como sabéis, se romperá el amor –o quizá no- con el especial GH 12; y el domingo daré paso al final del “rosco” con el resto del abecedario, desde la Q de Queso, hasta la Z de Zapdos. ¡Feliz Día del No Odio a todos!
Roberto S. Caudet