Este jueves 18 de diciembre se celebra la ansiada final de Gran Hermano 15, una edición que no
pasará a la historia por tener una audiencia especialmente buena ni tampoco por
su magnífico casting. A estas alturas de la película, lo único que será para
recordar es que es la primera final femenina de la historia nacional del
concurso, con tres mujeres buscando un único premio: el famoso maletín. Dos
primas y una tercera opción son las finalistas y todo el mundo se posiciona ya
a favor de una u otra. Echando la vista atrás, hemos vivido ya catorce
ganadores de Gran Hermano en España y
pocos me han parecido realmente merecidos, porque siempre suelo coincidir con
esa gran minoría de la audiencia que prefiere la elegancia y emotividad de
Sabrina Mahí (GH2) a la histriónica,
maleducada y egoísta de Laura Campos (GH12).
Sin embargo, este año, he decidido posicionarme por la
segunda opción. Y es que ante una edición que ha sido principalmente tedia y
poco afortunada, veo más que aceptable a una concursante que ha sabido crecer
ante la adversidad, dar el juego que requiere el programa, hacer sufrir y
entretener a la actualmente escasa audiencia y, sobre todo, ser recordada. Ya
ni me acuerdo de la mitad de grandes
hermanos de este año, pero sí sé decir quién es Paula González y, sobre
todo, cuál es su voz. Para mí, es suficiente argumento. Y también para el
propio reality, porque no podremos
negar que las últimas galas y debates parecen hechas a medida para ella, como
si en realidad todo fuese un concurso sobre su vida y, el esto, meros
accesorios. Pero es que lo son. Como decimos los fans del programa: Son
muebles.
Paula ha dado, ofrecido y tenido todo lo que le pedimos a un
concursante: ha dado amor, sexo, desamor, llanto, risas, insultos, nervios,
estrés… Es un poco Fresita, es un poco Laura Campos, es un poco Nayala, es un
poco de todo y a la vez de nada. Y, sobre todo, es la gran odiada por el
público, algo que siempre me fascina. Esa persona que recoge tanta
animadversión de la audiencia es siempre de admirar. Y Paula lo hace. Tiene
también una legión enorme de apoyos, que seguramente la catapulten, cuanto
menos, a estar en el último veredicto de Mercedes Milá. No era mi favorita
cuando entró. Tampoco sé si lo es ahora. Pero Gran Hermano necesita una ganadora como ella. No hay más. Así que
espero que se imponga a las primas. Quiero ver su bocaza enorme en esa
entrevista como ganadora. Me urge escuchar sus cambios de voz mientras agradece
la estancia. Y me apetece un montón que “tongo” repita como trending topic tras su victoria por
parte de todos esos reventados que no sabrán aceptar que ha sido la mejor.
¡Viva Paula!
@RobertoSCaudet
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