Las Batallas de La Voz ya son historia. Esta tercera y última noche se esperaba más tensa e interesante que ninguna, dado que los coaches ya habían acabado sus comodines de robo y cualquiera que perdiese uno de los enfrentamientos iba, directamente, expulsado a su casa. No es que se reservasen grandes platos fuertes, pero alguno dio la sorpresa. Eso sí, y para mi alegría personal, acerté 7 de las 10 batallas que nos ofrecieron. Una vez elegidos los 10 semifinalistas, cada coach tuvo que escoger a dos voces de su equipo para pasarlos directamente a las galas de los directos. El resto se tendrán que batir, el próximo lunes, en la Gala de "El Asalto Final". Apoteósico.
Malú vivió sólo dos enfrentamientos. Y, por primera vez, le acerté los dos. Ya era hora. El primero tuvo lugar entre David Barrull e Inma Herrera. Dos flamencos de pura raza que resultaron muy igualados, aunque ninguno lograse romper del todo. Él se salió un poco de la melodía, pero la verdad es que su voz llama mucho más la atención y es más personal que la de ella. Ganó él. Bien. La segunda batalla fue entre Sergio Rojas y Norykko, un dúo desigual en el que él se las vio y deseó para estar a la altura en ese rockero River deep, mountain high de Celine Dion. Norykko estaba como pez en el agua. Y para mí ella fue la mejor de la noche sin duda. Pasó, claro. Y me alegré mucho. Es una de mis grandes favoritas.
David Bisbal tuvo
también dos batallas, ambas bastante ajustadas, aunque sólo acerté una. No fue
la primera, la que se originó entre Susana
Sheiman y Paula Espinosa. Ambas interpretaron con desacierto When you believe, y ninguna resultó
convincente. Susana podría haber dado mucho más. Tiene torrente y tablas para
ello. Y Paula estuvo, sencillamente, fuera de lugar en la primera media parte.
Luego se creció, y para mí llegó a romper un poco. Pero no le fue suficiente y
quedó expulsada. Me alegré por Susana, cuya audición a ciegas aún recuerdo con
amor. La otra batalla fue entre Marta
Oliva y María Ayo. También me resultaron bastante descafeinadas ambas. Me
esperaba mucho más de las dos, pero ninguna dio todo en el escenario, y
quedaron desinfladas. Ganó María, que se lo mereció más. Y todos contentos.
Antonio Orozco,
por su parte, tuvo tres enfrentamientos. Dos me parecieron muy justos, el otro
me pareció terrible. Fue el primero de todos, el que hubo entre Agustín Tirado y Rangel da Silva. Es
cierto que mi mulatito entró mal al tema, que desafinó bastante y que al final
terminó arrastrando a su compañero a salirse del tiesto durante el resto de la
canción. Pero su carita, su timbre y su personalidad debieron sobrar para
clasificarlo. Me morí de pena. Mucho más acertada me pareció la decisión de
salvar a Damon Robinson antes que a
Elena Grau. Esta batalla más bien pareció la actuación del artista invitado
con una concursante mediocre de Operación
Triunfo. Ella desapareció y él se creció del todo. El tercer enfrentamiento
fue la actuación de la noche, con Bárbara
Isasi y Sandra Morales. Las dos estuvieron geniales, contundentes, fuertes
y bravas. No supe decidirme muy bien por cuál quedarme, porque las dos me
resultaron lo mejor de lo mejor. Es cierto que Sandra Morales, de entrada, me
cae mejor. Y cuando Bisbal se quedó con ella me alegré mucho. Grande.
Rosario Flores
también tuvo tres batallas. Y cada día resulta más fácil adivinarle sus
elecciones. Eso sí, no siempre quiere decir que las compartamos. Ayer me
gustaron dos de sus tres decisiones, aunque en el fondo hizo bien en todas.
Primero enfrentó a Mari Carmen Muyor con
María Amolategui. La primera fue muy pluf, mientras que la segunda no dejó
de brillar, y se la merendó con un poco de chocolate Milka. Impresionante.
Acertó Rosario quedándose con María. No tuvo tanta gracia al quedarse con Brigitte Emaga antes que Ana Ortega. No
es que hubiese mucha diferencia, pero una me pareció chirriante y la otra fría.
Dudo que alguna traspasase realmente el corazón a nadie, pero ahí están.
Completamente prescindibles ambas. Su tercera batalla tuvo lugar entre José Ramírez e Ivet Vidal. Aquí vimos
la actitud frente a la voz. Él quedó muy karaoke-man, con esos movimientos y
esa voz que no llama nada la atención. Ella estuvo más profesional, aunque
tampoco logró encandilarme demasiado. La actuación, en sí, fue un poco
destrozo. En fin. Se quedó con ella, que ciertamente estuvo mejor.
Finalmente, cada coach
tuvo que elegir a dos voces, como he comentado, para que pasen a las galas en
directo sin necesidad de sobrevivir a El
Último Asalto, la última criba. Aquí hubo decisiones para todos los gustos,
pero algunas fueron realmente inesperadas. Bisbal
se quedó con Álex Escribano y con Tiana Riobo. Me parecieron dos decisiones
muy hábiles, aunque creo que hay más material potente en su equipo. Veremos qué
pasa. Rosario, como era obvio, se quedó
con Estela Amaya e Idoia Bediaga. Dos voces muy particulares y con dos
estilos tan personales como atrayentes. Creo que ambas pueden tener mucho
futuro. Me alegré enormemente. Lo de Malú
me sorprendió más, aunque es comprensible. Se
decantó por Amynata Sow y David Barrull. Actitudes, voces y estilazos
radicalmente opuestos. Bien. Orozco
demostró, una vez más, su nulo criterio en este concurso, y aseguró que su
decisión era "estrategia de equipo". Se quedó con sus dos voces más
mediocres, las de David Velardo y Agustín Tirado. Increíble. No sé a qué juega este hombre, pero a este ritmo, poco
tiene que hacer en el concurso.
Nos vemos, cómo no, el próximo martes. ¿Quiénes pasarán?
Sólo 4 de cada coach irán a los
directos. Otros 4 -en total, 16-, morirán por el camino. Se avecina una auténtica tragedia griega. Yo ya tengo mis
favoritos.
¡FELIZ DÍA VOCAL A TODOS!
"Orozco demostró, una vez más, su nulo criterio en este concurso, y aseguró que su decisión era "estrategia de equipo". Se quedó con sus dos voces más mediocres, las de David Velardo y Agustín Tirado. Increíble. No sé a qué juega este hombre, pero a este ritmo, poco tiene que hacer en el concurso".
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