La duquesa de Alba ha fallecido a los 88 años de edad en su
residencia del Palacio de Dueñas, ubicado en Sevilla, rodeada de su último
marido (tuvo tres), Alfonso Díez, y de sus 6 hijos. Una mujer entrañable y, sin
duda, adelantada a su tiempo aunque muy conservadora y profundamente católica.
Siempre fue considerada una de las mayores fortunas de España y, de hecho,
hasta su fallecimiento ostentó el cargo de la aristócrata con más títulos
nobiliarios de toda Europa, un total de 46. Ni siquiera todas las princesas Disney juntas sumarían la mitad. Hospitalizada por una neumonía, la
duquesa de Alba, Cayetana de nombre –entre otros-, no ha podido sobrevivir a
este último golpe que nos ha dejado sin una de las vidas más apasionantes,
fotografiadas, comentadas y criticadas de nuestro panorama social.
La casualidad ha querido que la duquesa de Alba fallezca el
mismo día que dos dictadores españoles, Primo de Rivera y Francisco Franco,
además de coincidir con la celebración del Día del Niño a nivel internacional,
lo que ha provocado todo tipo de reacciones y mofas en las redes sociales,
especialmente por todos aquellos que siempre han sido duros con ella, poseedora
de grandes extensiones de olivares, cortijos y haciendas subvencionadas en
parte por programas europeos y siempre prestadas a análisis por su (des)uso y
por la presunta explotación de algunos de los jornaleros que allí trabajaban.
Y es que, con tanta vida y riquezas, la duquesa de Alba
despertó tantas pasiones como odios. Aunque tuvo tres matrimonios, sus seis
hijos son, todos, del primer marido. Poseía una importantísima colección de
arte con pinturas, esculturas y tapices de Zurbarán, Goya, el Greco, Velázquez
o Fray Angélico, entre otros. Y hasta Picasso la retrató desnuda. Siempre amante de la buena vida y del patrimonio
artístico, fue galardonada en 2008 con la Medalla de Oro del Instituto Español Reina Sofía
de Nueva York, precisamente, por su compromiso con la conservación del
patrimonio cultural español. Su amor por el arte era equivalente al amor por la
vida. Le gustaba bromear, hacer burlas, bailar, vivir con sus amistades y
disfrutar plenamente de los suyos y de todas las tradiciones que siguió siempre
a rajatabla.
Su vida estuvo llena de extravagancias, la primera y más
significativa de todas, seguramente, sea su propio nombre real y secular: María
del Rosario Cayetana Paloma Alfonsa Victoria Eugenia Fernanda Teresa Francisca
de Paula Lourdes Antonia Josefa Fausta Rita Castor Dorotea Santa Esperanza
Fitz-James Stuart y de Silva Falcó y Gurtubay. No era para menos. Un nombre
para cada título, suponemos. Porque es cinco veces duquesa, 18 veces marquesa,
20 veces condesa, vizcondesa, condesa-duquesa y condestablesa, además de ser 14
veces Grande de España y hasta Fallera Mayor de la Falla Plaza del Mercado de Valencia en 1964. Y, sin duda, así será recordada. Una mujer grande, que
hizo lo que quiso y lo mejor que pudo. Contestataria, mandona, divertida y
carismática, hoy nos ha abandonado una de las mujeres más poderosas y
entrañables de nuestro país. Se nos ha ido la primera princesa Disney de nuestra era. Ojalá hubiese tenido la oportunidad de conocerla
en persona y poder entrevistarla. Hubiese sido todo un honor. Descanse En Paz,
señora duquesa; le mando un beso donde quiera que esté, doña Cayetana.
No hay comentarios:
Publicar un comentario