Telecinco cerró anoche, definitivamente, La Fuga. Una grandísima serie con un reparto inmejorable de actores muy conocidos y otros muy noveles que han dado un toque de realismo sin igual a esta historia futurista de amor, política, venganza y justicia. La serie empezó ya con mal pie. Llevaba rodándose desde julio de 2011 y se llamaría “2055”, el año en que, teóricamente, ocurría esta hecatombe del petróleo. Pero Telecinco decidió, varios meses después, renombrarla como “La Fuga”. Un título igualmente apropiado para la misma. A partir de ahora, aviso a navegantes, el artículo es todo él un SPOILER. Quedáis avisados.
“Me llamo Anna y voy a sacar a todos los amigos de mi marido de la cárcel. Pero a él no. Ni a mí misma, tampoco”. Así podría haber empezado cada uno de los trece capítulos María Valverde. La brillante actriz que encarnaba el papel de Anna Serra ha estado brutal desde el principio hasta ese final descafeinado y tan abierto que nos han concedido. Ella misma anunciaba en una entrevista hace un par de meses que habían grabado dos finales alternativos (como en “Sin tetas no hay paraíso”): uno por si había audiencia y otro por si no. Cuando Telecinco decidió no renovar la serie, todos pensamos que emitirían el de “no hay audiencia”. Un final cerrado más o menos caótico en el que el desenlace no dejaría nada para la imaginación. Pues nos equivocamos de cabo a rabo.
La primera incógnita viene de la mano de Reverte, el malo malísimo de la serie interpretado tan bien por Asier Etxeandía. ¿Pero cómo consiguió conocer la fuga? ¿Cómo conocía el plan completo? ¿La visita de la gemela de Jota? ¿Los pasadizos…? O Reverte tenía ayuda –no lo sabremos nunca- o tenía cámaras y micrófonos por todos lados… Y aún así se le hubieran escapado varios detalles. Misterios sin resolver. Al final lo tuvimos vivito pese a la puñalada en el pecho. Increíble. Por él mismo también supimos que la psicóloga (la grandísima Marian Álvarez) estaba viva. ¿Pero dónde? ¿La ejecutarían en tierra? ¿Conseguiría un juicio justo? ¿La ayudó la resistencia? Más misterios sin resolver… Que cada cual piense lo que guste.
“Me llamo Anna y me voy a ir a la cárcel con mi marido”. Porque el final fue catastrófico para la pareja de moda, pero más aún teniendo en cuenta que los funcionarios también podrían haber sobrevivido. No los vemos verdaderamente muertos pero tampoco los vimos moverse. Pero si Daniel Ochoa y Anna Serra eran capaces de moverse pese a la explosión, puede que sus compañeros también. Personalmente, me hubiese encantado que Taku y Marla (Alberto Jo Lee y Jennifer Rope respectivamente) acabasen juntos. Ambos interpretaban unos personajes limpios, trabajadores y fieles a sus principios y a su deber. Tampoco lo sabremos nunca.
Los que sí escaparon, aunque tampoco sabremos jamás si llegaron a tierra y si consiguieron un final digno son los miembros de la resistencia. A saber: la pelirroja, el negro, la bien peiná y la niña con ojos de sapo. Porque el padre de la niña se quedó en la segunda plataforma con la siempre sexy Laura Sánchez (en la serie, Dulce). Era previsible que los amigotes se salvasen y los dos protas no. Pero ni siquiera nos dejaron claro si se salvaban o todo lo contrario.
El final fue incierto hasta para el resto de presos. ¿Qué hay de los sudamericanos? ¿Y de los negros? ¿Del grupo de los soviéticos? ¿Del médico de la prisión…? ¿Y de Sandro, el líder de la Resistencia y nuevo preso? Ni un solo plano de despedida. Ni un supuesto “10 años después…”. Telecinco se ha cargado La Fuga por su pésima audiencia (muy digna para Cuatro, La Sexta o Antena 3, conste en acta). Sin embargo, el final ha sido indigno. Un desenlace amargo y sin sustancia que deja coja una grandísima serie, insisto, con un grandísimo reparto. Desde el primero hasta el último. Hasta la Banda Sonora, de la mano de Nena Daconte (“Pero si tu no estás”) era genial. No es que pidiéramos un final idílico. Pedíamos –y rogamos- un final a la altura. Un final que digas: y me han explicado lo que ocurre y lo entiendo y se acabó. Pero no. Han optado por salirse por la tangente. Y no me gusta nada.
Con lo surrealista de este final y el surrealismo natural de otras, lo único que no me extrañaría ya nada es que cualquier día de estos, en El Barco, aparezca un nuevo grupo de náufragos en un submarino escacharrado.
-¿Quiénes sois? (preguntará Mario Casas sin camiseta).
-La resistencia (dirán Jota y la bien peiná).
De momento, y no es coña, sabemos que a Alberto Jo Lee sí podremos disfrutarlo (miaaaau!) en El Barco. Lo que yo diga... Quizá es al contrario, y los de El Barco descubren que la única tierra que existe son las plataformas petrolíferas de La Torre. Quizá todo ha sido un sueño de Antonio Resines. O quizá no era el barco de Penny. Bah, quién sabe. Yo me rindo.
¡FELIZ DÍA DEL ODIO A TODOS!
Roberto S. Caudet
una mierda de final despues de estar enganchada a la serie
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