lunes, 29 de agosto de 2011

Forlaníssimo


 Lo tenía todo para triunfar. A sus veintimuchos, era el que más pases ofrecía en el Villarreal. El rubio de oro que encandilaba a mujeres y gayers del mundo y, en cambio, era el terror de sus rivales. En su país lo consideraban una estrella. Y todavía estaba por venir el Mundial de Fútbol 2010. En ese macro-torneo celebrado en Sudáfrica fue proclamado el mejorjugador, por encima de los españoles, ganadores del Mundial. Y es que él solo y sus goles habían llevado a su país una ronda tras otra hasta la Semifinal. Se le conoce como El Cacha. En su biografía oficial lo definen como Uruguayo. Para mí es Dieguito. Diego Forlán Corazo.

El único paso de gigante que me he saltado en su imparable carrera ha sido el paso del Villarreal al Atlético de Madrid. En este último equipo entró con una pequeña polémica: “Jamás besaré el escudo”, dijo a los hinchas rojiblancos. Y hoy, en su rueda de prensa de despedida, lo ha vuelto a repetir. De una manera valiente –quizá demasiado-, Diego Forlán aseguró en su primera rueda de prensa como jugador del Atlético que él sólo sentía de verdad los colores de la camiseta de su país, Uruguay. Ese color celeste con el que acaba de ganar, este mismo mes, la Copa de América de fútbol.

Su único error, podríamos decir, fue precisamente esa osadía de no besar un escudo. Un acto patriótico y nacionalista, podríamos decir, que aunque especialmente absurdo, gusta tanto a los hinchas y directivos de los clubes. Insisto en que es un momento absurdo, y si no, que se lo digan a Figo, o a Saviola, o a Mendieta… por poner ejemplos de esta última década. Hoy besan un escudo y al día siguiente besan al rival con la misma pasión. Es como Física o Química –me quema por dentro- pero con deportistas. Todo un espectáculo.

Esta fatídica acción de Forlán se completó con el mal año que tuvo la temporada pasada, en el Atlético de Madrid y con Quique Sánchez Flores como entrenador del equipo. Se lanzaban pullitas en sus entrevistas, les faltaba comprenderse en los entrenamientos… y al final Quique, que era el que cortaba el pan a fin de cuentas, decidió empezar a no incluir a Forlán en su once inicial. Diego empezó a sentirse bastante despreciado y cuando jugaba tampoco lo daba todo. Y entró en una espiral terrible de la que no parecía salir nunca. Ni siquiera con el cambio de entrenador del Atlético.

En el último capítulo, y ya con 32 años, Diego llamaba a su nuevo entrenador para decirle que no se lo llevara a la convocatoria, para poder quedarse en Madrid y pensarse ofertas de otros equipos. El epílogo era demasiado evidente. Y la rueda de prensa hoy ya cantaba por bulerías. Diego Forlán ya no es jugador del Atlético de Madrid. Aunque todavía no es oficial, todo parece indicar que, efectivamente, pasará a ser jugador del Ínter de Milán la próxima semana. Se nos va.

Como es evidente, este no es un Odio al uso. Jamás me atrevería a odiar a Diego Forlán. Todo lo contrario, sabéis que lo mío es un auténtico amor platónico (y no llega a ser más porque él no quiere, aunque no se lo he preguntado nunca… Igual hasta acepta). Pero sí odio que haya decidido pasarse a otro club. Y que lo haga a uno que no está en España. ¿Qué he de hacer ahora? ¿Aprender italiano? ¿Empezar a leer Il Corriere Della Sera? ¿Y cómo sonará su nombre allí? ¿Lo llamarán Dieguinni? ¿Forlaníssimo? Ay, señor. La vida no es especialmente buena conmigo últimamente.

Esto de que para progresar, nuestros amores se vayan lejos y dejes de saber de ellos no me gusta nada. Así que hoy mi Odio va dirigido al manager de Forlán, a su padre (que es otro metomentodo) y a Diego y al Ínter, por hacerme tanto daño en mis últimos días de vacaciones. En fin. Cuando consiga verlo algún día –que lo haré- no dudaré en recriminarle lo que ha hecho. Cómo se le ocurre… Ya no veré casi a diario su sonrisa en los medios españoles. Ni sus preciosos ojos por la televisión. No admiraré sus famosas cintas del pelo ni tampoco su rica tabletita...

Hoy no os voy a desear nada. Hoy os pido, como ya lo hiciera Lola Flores, un euro a todos mis lectores. A ver si así consigo comprarlo yo también y hacer que juegue en mi estad… en mi cam… Bueno, donde sea. Venga, va:

¡FELIZ DÍA DEL ODIO A TODOS!
¡MUCHÍSIMA SUERTE, DIEGUITO!
Roberto S. Caudet

miércoles, 24 de agosto de 2011

Telecinco MeDesespera


 Cuando empezó a emitirse en Estados Unidos, Mujeres Desesperadas era una serie de suspense aderezada a la perfección con dosis cómicas muy ácidas. Algo así como este blog, pero con Eva Longoria. La trama (¡Atención: SPOILER!) comenzaba cuando Mary Alice, la vecina que hace la voz en off de los prólogos y los epílogos de cada capítulo, se pegaba un tiro. Una mujer feliz, casada felizmente, con unas amigas que la quieren y con un hijo (tremendo, por cierto) que parece admirarla. Rápidamente, nuestras encantadoras vecinas de Wisteria Lane se pusieron manos a la obra: aquí había gato encerrado.

Y como en cualquier historia de suspense, se mezclaban amenazas, pruebas misteriosas, secretos inconfesables, traiciones con nocturnidad y alevosía y un sinfín de puntazos más que dan a la serie un trasfondo todavía más interesante que el de la vida cotidiana de las cuatro protagonistas –y la quinta protagonista ocasional que ha ido turnándose- y sus familias.

Estas cuatro féminas son Gabrielle Solís (personaje al que siempre me han asociado mis amistades, interpretado por Eva Longoria), la ex modelo con carácter latino que hace honor a la canción de Marilyn Monroe “Los diamantes son el mejor amigo de la mujer”; Bree Van de Kamp (personaje interpretado de manera brillante por Marcia Cross), la pérfida y típica mujer americana y católica que de tan complaciente termina siendo cínica y mezquina; Lynette Scavo (Felicity Huffman), la ama de casa explotada pero cabeza de familia que pronto terminará por comprender que siempre es bueno tomarse un respiro; y Susan Mayer (Teri Hatcher), la mujer que vive por y para el amor, torpemente graciosa y demasiado grotesca, en ocasiones.

Sus personajes se complementan a la perfección y, por supuesto, son los cuatro ejes por los que se mantiene la serie. Quizá, y como consecuencia de ello, las actrices, más inteligentes aún que los propios guionistas, decidieron –desde el comienzo de la serie- que todas cobrarían siempre lo mismo por cada capítulo. Y fin de las discusiones. Sin embargo, la quinta actriz ocasional jamás ha cobrado lo mismo que ellas cuatro. Fuese la actriz que fuese. Divinity, la cadena “femenina” de Telecinco está emitiendo desde el lunes esta magnífica serie desde el principio, y además emitirá en exclusiva las dos últimas temporadas de la serie –que ya tiene fecha final firmada- que tan maltratada ha estado en nuestro país por TVE y La 2. Qué novedad.

El caso es que yo me pregunto si para la última temporada y con la mano –de oro- que parece tener Telecinco úlltimamente… ¿No serán capaces de que Belén Esteban haga un cameo como vecina de Wisteria Lane? Claro que con la ex de Jesulín en la serie, en lugar de Wisteria Lane, tendrían que llamar al barrio Histeria Lane, ¡menuda les espera! Ya me imagino la trama: La Esteban se muda con Andreíta y sin Fran (porque están nuevamente peleados) al barrio. Y les enseña a todas a comer pollo, por supuesto. Ya me imagino a Belén gritándo: “Bree, c***, cómete el pollo”, y la pelirroja se nos muere del susto. Pobre…

El caso es que su aparición sería estelar: Podría enseñarle a Gabi cómo vestir un chándal del mercadito con zapatos de su propia firma y aparecer en los platós aclamada como “La Princesa del pueblo. Podría enseñarle a Lynette cómo mantener a sus hijos a raya, a que se estén quietos y jamás nadie se atreva a hablar de ellos. Podría enseñarle a Susan a cómo sobrevivir a futuras relaciones siendo que aún estás enamorada de tu ex del que hablas todo el día y, encima, cobras por ello. Y podría enseñarle a Bree un poco de sentimentalismo y de cultura de barrio, que le vendría que ni al pelo.

Y por qué me imagino esto… Pues porque anoche Telecinco emitía, como cada martes (o miércoles, ya ni se sabe) un nuevo programa de Enemigos Íntimos, su versión elegante de Sálvame Deluxe en la que un montón de personajillos, vestidos con lo que le sobró a José Luis Moreno de sus “Noches de fiesta, haciendo preguntas a otros personajillos que dicen ser “enemigos íntimos” de alguien. Fantástico. A cualquiera le encantaría tener gente así alrededor. Y ayer el protagonista de la noche fue Aurelio Manzano, que tiene nombre de cantautor sudamericano modernizado. Un supuesto periodista supuesto amigo de Fran, el supuesto marido de Belén Esteban, la supuesta Princesa del Pueblo. Virgen de la Teta al Hombro, ¡¡qué lío!! Y lo mejor de todo es que La Esteban está de vacaciones en “Benidór” junto a su hija.

Vamos, que ya tiene carnaza para cuando vuelva. Porque, por si no lo sabéis todavía, Belén Esteban ha firmado por otros tres años conTelecinco, por lo que le tienen que sacar hasta los higadillos más tiempo. Que digo yo, que o los fabrica ella sola, como el colesterol, o apañada va la tía… ¿pero qué le quedará ya por vender y por decir de su vida? ¡Si hasta hablan de ella cuando no está! Hasta en la sopa (bueno, en el granizado, que hace calor…) la tenemos. Y, francamente, esto ya es pasarse tres pueblos. Que igual que ella necesita descansar de Sálvame, nosotros necesitamos descansar de ella.

Y por si fuera poco, Telecinco parece que confirma que ha comprado los derechos de un nuevo reality. ¿Os acordáis de “La Granja, presentado por Terelu Campos en Antena 3? Pues ahora es de Telecinco. Que no os extrañe que uno de los famosos concursantes sea el dichoso Fran. O incluso el propio Jesulín. O la Campanario, que allí en La Granja seguro que puede estudiar Odontología mejor que en Madrid, habrá menos jaleo de prensa…

Ay, señor, señor… Sólo puedo decir que, últimamente, Belén Esteban y Telecinco MeDesesperan.

¡FELIZ DÍA DEL ODIO A TODOS!

Roberto S. Caudet

sábado, 20 de agosto de 2011

Juventudes Católicas VS Indignados Laicos


 Jamás Madrid había dado tanto juego en tan poco tiempo. Sus calles son noticia a cada minuto. Y no es para menos. Las plazas de la capital española están repletas –por no decir infestadas- de jóvenes, monjas, curas y del Papa. Pero también albergan a cientos de Indignados, aunque ahora se llaman “caminantes laicos”. Dentro de nada y por motivo del estreno de su segunda temporada, los que una vez acamparon contra los políticos acabarán siendo “The Walking Dead”. Y, francamente, con las palizas que les meten los Nacionales, tampoco me extrañaría mucho que acabaran así de verdad.

Como os decía, Madrid está repleta de gente con ideologías y creencias bastante diferentes. Los que celebran la JMJ (Jornada Mundial de la Juventud) son de aire católico. Celebran que se van a encontrar con el Papa –tres nanosegundos y medio- y que Dios es bueno, misericordioso y fan de Lady Gaga. No estoy blasfemando. Anoche, en los informativos de Telecinco, podíamos contemplar a un grupo de adolescentes religiosas que esperaban al Papa cantando: “Ra-Ra-Ratzinger” con la entonación del “Roma-Roma-ma” de la canción “Bad romance” de Lady Gaga. Sin duda, un romance extraño les espera a esas niñas que en lugar de a Justin Bieber han decidido amar a un ser etéreo al que sólo conocerán -si eso- cuando mueran. Imagino que, si no les gusta la experiencia, nos lo contarán vía Anne Germain; porque no creo que El Corte Inglés les devuelva la vida ni el dinero

También bailan el Waka Waka por las calles de Madrid. No cabe duda de que Shakira y Lady Gaga son dos grandes devotas de Jesucristo y de su legado. Me gusta la coherencia de estas nuevas juventudes católicas. Aunque luego sigan diciendo ante las cámaras que están en contra del aborto, de los matrimonios homosexuales y de los preservativos. En eso están muy de acuerdo con sus líderes, los curas, sacerdotes, obispos, arzobispos, y no-sé-cuántos cargos más. Que luego se quejarán de Zapatero, pero el Papa tiene más asesores y Ministros por el mundo que cualquier Jefe de Estado que se precie.

Esas nuevas Juventudes siguen a pies juntillas los dictámenes de sus líderes, insisto. Pero algo se les escapa: ¿a mitad de mañana, qué hacen? Porque, según dicen los hosteleros madrileños, mucho agua parece que no necesitan. ¿Y comida? No, tampoco. Estoy casi a punto de poder confirmar que los católicos más jóvenes no necesitan comer ni beber para seguir viviendo. Crecen gracias a la fotosíntesis. Es un pequeño paso para Dios pero un gran paso para la humanidad. No, eso era otra cosa…

Por su parte, los Indignados defienden… Oh, siempre se me olvida que no saben lo que defienden. Ahora en sus pancartas ya no existe la política española. Ni una vivienda justa. Ni tampoco salario. Ahora están indignados con la visita del Papa, porque ellos son “laicos”. Hasta aquí todo perfecto. De hecho, me pareció bastante apropiada la “marcha laica” que decidieron hacer por Madrid para protestar por el elevado gasto público que conlleva la visita del Papa a nuestro país durante unos días. Si hace unos días era Esperanza Aguirre, presidenta de la Comunidad de Madrid, la que decía que no tenían “ni un p*** duro”; ahora parece que les sobra.

Que, digo yo, ¿para qué tanto gasto por la visita de un enviado de Dios? Si con que se molestaran en pasar un rallador de queso por una de las columnas doradas del Vaticano (o de cualquier otra iglesia católica) habría suficiente para pagar la visita de Ratzinger… Pero claro, el oro del Vaticano es sagrado. Y las cruces al cuello que lleva el señor Papa también. Porque me pongo yo eso de colgante y me guillotino.

El caso es que los Indignados ahora sabemos que son laicos. Y que no les ha sentado muy bien eso de tener que pagar por que venga el Papa, cuando a ellos (a España entera, que hay que recordar que somos un Estado a-con-fe-sio-nal) no los representa en absoluto. Y han formado una marcha en protesta. Pero la marcha, como las acampadas, es les ha ido de las manos. Y lo que parecía ser un par de horas está durando ya un par de días. Y la marcha se ha convertido en una trifulca con toda una serie de calificativos varios para los católicos. Calificativos e insultos. Insultos y vejaciones. Vamos, que los han puesto finos. Yo me pregunto si esos mamarrachos que dicen ser laicos no querrán decir que son anticristianos. Porque yo soy laico pero jamás me atrevería a actuar de esa manera. Igual es que también tengo un sentido cívico que ellos desconocen.

Pero lo peor de todo es que estos Indignados Laicos han hecho lo que parecía imposible: cuando todo el mundo estaba en contra del Papa y sus Hijitos Católicos, ahora estamos a favor de ellos. Porque los han hecho víctimas. Porque no pueden protestar por la carga policial cuando ellos atacan con la misma crueldad a los católicos. Especialmente a los más jóvenes y extranjeros que desconocen absolutamente cómo funciona el mundo. Y eso está mal. Muy mal.

¿Sabéis lo más divertido? Que en el fondo, Indignados Laicos y Juventudes Cristianas son exactamente iguales. Unos con violencia y con pancartas, y otros mediante leyes católicas e iglesias; pero todos pretenden imponer su verdad como la única verdad. Ambos grupos se creen con la autoridad y la fuerza suficiente como para imponerla al resto. Los primeros creen que lo hacen “por el bien de todos”, aunque no nos lo hayan preguntado. Y los segundos porque “lo dice Dios”, aunque jamás hayan hablado con él. Pero todos se creen conocedores de la única verdad. Y la única verdad es que son unos auténticos intolerantes que creen que su manera de ser, vivir y pensar es la única válida. Y encima nos lo quieren hacer creer a nosotros. Apaga y vámonos.

¡FELIZ DÍA DEL ODIO A TODOS!

Roberto S. Caudet

viernes, 19 de agosto de 2011

El dedo de Mourinho




Su nombre hoy suena en todos los informativos. Su apellido figura en todos los titulares deportivos. Se han hecho eco de él infinidad de bloggers, de twitteros y hasta yo he titulado la entrada de hoy con su nombre. Pero en el partido jugado ayer en el Camp Nou y que dio la victoria de la SuperCopa al Barça, Mourinho no ganó nada. No marcó gol. Ni hizo un gran pase. Ni tampoco lo conmemoraron por su trayectoria como entrenador de los “galácticos” (jajajajaja!!). Su nombre copa todas las conversaciones por haberse pasado de la raya. Por haber demostrado una actitud completamente antideportiva. Por haber sido él mismo, una vez más.


Como decía, anoche se jugaba la final de la SuperCopa entre el Barcelona y el Real Madrid en casa de los primeros. La expectación era máxima dado el resultado de la ida (2-2) y la nueva adquisición por parte del Barça de Cesc Fàbregas, un jugador al que ya tenían en sus filas, vendieron por falta de confianza, y ahora han vuelto a comprar. Si no fuera por la cantidad de dinero movido en las dos acciones, así se debería jugar con los hombres. Pero ese es otro tema. El caso, que anoche la pasión del fútbol estaba al rojo vivo. Y, como es natural, los dos equipos –y las dos aficiones- estaban calentitas.

Al margen de cómo evolucionaba el partido a nivel de marcador (favoreciendo siempre al Barcelona, todo sea dicho), los 22 jugadores iniciales y sus cambios fueron increíbles. Podemos decir que jugaban a Fútbol, en mayúsculas. Siempre está Pedrito para exagerar y Ramos y Pepe para equivocarse de deporte y saltarse de vez en cuando –por no decir muy a menudo- a la lucha libre. Pero jugaban a fútbol. Durante 90 minutos. En cuanto el tiempo llegó a su fin, y con el partido aún en movimiento, con un resultado que, insisto, favorecía al Barcelona; llegó el caos.

Una durísima entrada de Marcelo a Cesc Fàbregas hizo estallar la bomba. Tarjeta roja directa para el Pelocho madridista y guerra en los Balcanes. Digo… en los Banquillos. Jugadores del Real Madrid empiezan a sobresaltarse de la misma manera que los del Barcelona hacen lo propio. La tangana se inicia así con gritos, empujones, tortazos y poco más. Diría que lo típico, aunque siempre muy desafortunado. Pero una imagen nubló al resto. La imagen de Jose Mourinho, el entrenador del Real Madrid, metiéndole un dedo en el ojo al segundo entrenador del Barcelona, Tito Vilanova, tras darle un pellizco en la cara. La acción podría haber sido casual y espontánea, de no ser por un par de imágenes que han quedado registradas y que os estoy publicando al lado de este mismo texto. Mourinho ya va con la intención de meterle el dedo en el ojo a Tito. Es eso o hace un amago de utilizar una pistola. Casi prefiero pensar que, ciertamente, iba a meterle el dedo en el ojo. Como si tuviera tres años. Le faltó ir a chivarse a su mami.
La actitud del entrenador del Madrid se descalifica por sí misma. Del mismo modo que las declaraciones posteriores de Iker Casillas, ese portero insípido y desabrido que iba de tímido y besucón y que en realidad es un metemierda, que dirían los de Sálvame en Telecinco. Lejos de calificar al Barça como superior, o decir que ellos no habían podido estar a la altura, o que tuvo más suerte por las ocasiones de gol y la puntería de cada cual, se limitó a decir que los blaugranas habían ganado “por tirarse al suelo, lo de siempre”. Quizá también podría haber añadido, “por las duras entradas de Pepe, como siempre”. Pero decidió obviarlo en un acto de generosidad hacia su compañero, el Street Fighter.

La pelea llegó a la calma y el Barcelona se alzó con la SuperCopa. Luego, en la rueda de prensa, Mourinho contestó, preguntado por el incidente con Tito Vilanova, que él “no tenía nada que añadir ni que ocultar” y, con ese acento portugués que tanto lo caracteriza, llamó “Pito” a “Tito”.

Estamos muy acostumbrados a las salidas de tono de Mourinho. Quizá más de lo que deberíamos. Estamos ya curados de espanto de sus indirectas mezquinas. De sus comentarios fuera de lugar. De sus calificaciones arbitrarias y calumniosas sobre otros equipos y entidades. Pero jamás habíamos visto que su verborrea de niño consentido y envidioso llegara a una agresión física. Estúpida, pero agresión física.


Hoy toca Odiar (más) a Jose Mourinho y su actitud deplorable que, como bien ha calificado Gerard Piqué, está “cargándose el fútbol”. Un entrenador debe apaciguar a sus fieras, cuando se ponen así. Un líder de once jugadores debe obligarles a jugar, y a hacerlo limpiamente. Pero cuando el jefe se concede el privilegio de actuar como un carroñero más, pierde su credibilidad como cabeza de grupo y pierde su dignidad como persona. No se pueden consentir actos así en el fútbol cada vez que se pierde. Y menos de un entrenador. Y menos de un gran equipo. Y menos que una afición, ciega de fanatismo, lo defienda a capa y espada. Hoy, Odio futbolístico, Odio moral y Odio de deportividad. Jose Mourinho, hoy y siempre, te Odio.

Conste en acta que este artículo no es el que tenía que haber publicado ayer, naturalmente, pero por motivos -llamémoslos equis- no pude escribir ayer. Lo haré el sábado, que seguirá habiendo tela que cortar sobre ese asunto. Así que nos vemos en dos días. Mientras, hoy y como siempre, os deseo un…

¡FELIZ DÍA DEL ODIO A TODOS!

 
Roberto S. Caudet

lunes, 15 de agosto de 2011

Spectacular, Spectacular


Se supone que el 15 de agosto no se trabaja –a menos que seas bombero, policía, celador, taxista, camarero…- pero, en realidad, no considero este blog como un trabajo, aunque me haya tomado unas vacaciones que ni Ana Rosa Quintana. Por ello, hoy haré aquí una pequeña incursión con un artículo que, lejos de ser una denuncia por Odio, va a ser una denuncia por Nostalgia. Hoy celebramos el TodaslascosasqueNostalgia (qué horrible suena…).

Y es que cuando me he despertado, me he dispuesto a ver las audiencias de dos películas que vi este fin de semana. Pero, naturalmente, ninguna web me ofrecía semejante información, dado que ellos continúan de vacaciones. Una de las cintas era la mítica Moulin Rouge. Mi película preferida de todos los tiempos y tan brillantemente interpretada por Nicole Kidman, y todavía mejor interpretada por Baz Luhrmann.

Moulin Rouge es un fantástico musical ambientado en el barrio de Montmartre (París) a principios de 1900. La banda sonora es verdaderamente insuperable, y la ambientación y la historia de fondo son sublimes. Precisamente, quiero centrarme en la historia; en una historia particular que se desarrolla en la película. Concretamente en una escena de no más de cinco minutos que se da casi al principio de la cinta. Os hablo del pequeño caos que se forma entorno al Elefante, la sala mágica del Moulin Rouge en la que Satine (Nicole Kidman) recibe a sus pretendientes. Ahí os dejo el momentazo, luego viene el asunto:



Si tuvierais que describirme la secuencia, ¿cómo lo haríais? ¿Y en pocas palabras? Exacto, es imposible. El momentazo del “Spectacular, Spectacular” es tremendo de principio a fin. Y es indescriptible totalmente. Una escena más de la película que para mí, lejos de ser una fumada total (que también) es uno de los mejores números de Moulin Rouge. En él encontramos a todos los personajes principales. Todos. Si acaso, faltan un par de bailarines del Moulin Rouge, pero los verdaderamente importantes, están. Y no aparecen de cualquier manera.

En la canción de tres minutos se retrata a la perfección los roles de cada uno de ellos. Se entrevé el amor entre Christian y Satine, se adivinan las pérfidas intenciones del Duque, se describe la excesiva complacencia de Harold Zidler (el dueño del Moulin Rouge) y se muestran las rocambolescas situaciones que ofrecen los bohemios en la película. El Elefante queda como una perfecta exposición de la película. Pero todavía hay más. La canción “Spectacular, Spectacular” y cómo se desarrolla la escena cabría perfectamente en la novela teatral Tres sombreros de copa”, de Miguel Mihura.

Es teatro del absurdo, básicamente. Adorable, entrañable y muy humorístico, si se sabe explicar… y si se sabe entender. Un circo enorme formado en una pequeña y barroca sala como el Elefante es el que Mihura nos describe en la habitación del hotel donde intenta pasar la noche el protagonista de “Tres sombreros de copa”. En la novela, Dionisio (el protagonista) se ve envuelto en una pelea entre cazadores, archiduques, bailarinas y personajes varios de la farándula que, finalmente, no lo dejan dormir. Y él se deja llevar, sin más. Igual que le ocurre al Duque, malvado pero inocentón, que se deja llevar por lo que el improvisado cuerpo de baile le va narrando.

Naturalmente, estas son sólo dos muestras de un tipo de humor, de narrativa al fin, que se está perdiendo. Se sigue escribiendo, por supuesto, pero no recibe los mismos honores. Ya les gustaría a muchos haber recibido los dos Óscar de Moulin Rouge. Sin embargo, el teatro del absurdo que os planteo hoy tiene un pequeño gran riesgo: si no se sabe utilizar, se pasa de una gran escena cómica a una ridícula parodia y sobreactuación que ninguna gracia hace. Y de eso sabe mucho el cine español. Ups.

Hoy sólo podemos encontrar escasas muestras de este absurdo, quizá, en los capítulos de La que se avecina; magnífica serie de Telecinco. Especialmente en las tres últimas temporadas y gracias al personaje de Estela Reynolds, que tan bien interpreta(ba) Antonia San Juan. Así pues, hoy no escribo un Odio como tal, que también, sino que el artículo de hoy tiene otra finalidad. Hoy abogo por más absurdeces. Hoy solicito, demando, suplico más situaciones rocambolescas. Y pido reconocimiento para ellas. Se lo ruego a los escritores, a los guionistas… y hasta al Papa, ya que viene a España, por si le dan a leer mi blog. Y también os lo dejo caer a vosotros, por si me recomendáis alguna película, serie, novela o derivado para que me entretenga un poco.

Os dejo, absurditos míos, por hoy. Vuelvo el miércoles. Y también el viernes. Y el domingo. Esta semana será un non-stop. Disfrutad de Moulin Rouge. Disfrutad de Mihura. De La Reynolds. De Ionesco. De tantos y tan buenos… Y, como siempre,

¡FELIZ DÍA DEL ODIO A TODOS!



Roberto S. Caudet