La gran final de anoche de La Voz ha generado toda la polémica del mundo, ya sea por los resultados del propio programa, por las actuaciones de
concursantes y famosos que se presenciaron anoche o por la batalla campal que vivieron David Bisbal y Malú, enfrentados por
una broma de mal gusto de la segunda, que en otro momento de la noche destrozó
parte del decorado en un arranque de pasión gitana.
One Direction en
diferido, Pablo Alborán acosado por
Jesús Vázquez, Dani Martín en modo
pelota, La Oreja de Van Gogh con un
traje que ni Mercedes Milá en Gran
Hermano, Efecto Pasillo haciendo piruetas, Luis Fonsi Nieto -según Tania Llasera- haciendo falsas promesas a
los concursantes, Jarabe de Palo intentando buscar nuevas rimas para sus
canciones y David DeMaría haciendo
gala de su simpatía. Un plantel de artistas que parecía que estuviesen
celebrando la Nochebuena en Telecinco más que viviendo una final en la que
cuatro personas se juegan su futuro musical o, al menos, un primer disco
publicado.
Los candidatos fueron desfilando por tandas, cantando solos,
a dúo con sus coaches y también con
algunos de los artistas invitados. Después de tanto momento de tensión y música de diferentes calidades, llegó la hora
de la verdad. Aunque la sabíamos desde el primer momento. Porque Telecinco
decidió, en lugar de ofrecernos los porcentajes (que no conocimos en ningún
momento) ciegos de las votaciones, decirnos, directamente, quién iba en primer
lugar, en segundo, en tercera posición y quién no había recibido ni los votos
de su familia.
Fue el caso de Estela
Amaya, la voz de Rosario Flores,
que terminó cuarta después de un paso por el programa marcado por su llanto
fácil y su quejío marcado y personal que tanto sorprendió al principio pero tan
poco marcó al final. Simpática, humilde y muy auténtica, siempre ha sido un
valor seguro y nos ha dado momentos de auténtica pasión. En tercer lugar quedó Jaume Mas, la voz de Antonio Orozco, el nuevo coach. De estilo muy marcado, con una
voz única e inimitable y con tantas ganas de comerse el mundo como de hacernos
disfrutar, Jaume fue todo un éxito desde su audición a ciegas, convirtiéndose
rápidamente en lo mejor del equipo de Orozco, aunque no le fue suficiente.
El segundo puesto fue para Dina Arriaza, la concursante más bajita y gritona del equipo de David Bisbal. Se dijo de ella que era
la Amy Winehouse española y parecía que tenía un futuro prometedor. Luis Fonsi
aseguró anoche que si ella ganaba, le escribiría una canción y le haría parte
de la producción. Y ahora que no ha ganado... ¿Qué? El propio Bisbal también
hizo campaña electoral para ver si lograba un segundo triunfo, pero no fue
posible. Y al final lo que consiguió fue un fracaso estrepitoso y un bochorno
protagonizado junto a Malú, que minutos después del programa parecía solventado
en las redes sociales.
Porque Malú aseguró
que a ella "no le hacían falta los clubes de fans" para que su David Barrull ganase -y, en efecto,
lo hizo-. Un comentario que, por lo que contó Malú, sentó muy mal a David
Bisbal, igual que a la mayoría de los que lo cogimos como una broma muy
desafortunada. Malú se disculpó pero Bisbal se sintió aún más ofendido. A la coach
la vimos algo distante y molesta el resto del programa, que terminó con el
premio para su voz. Porque David Barrull ha sido todo un ejemplo de buen hacer,
de saber estar y de arte innata. Arte
español y de raza, además. En cada gala hemos visto su flamenco más
personal, sus canciones más íntimas, su sobriedad en el escenario. El chico se
lució y al final consiguió ganarlos a todos. Enhorabuena. Ahora esperemos que no tenga la maldición del ganador
que sucede en España y logre seguir adelante con su carrera. Suerte. Y gracias. Gracias a todos los que me habéis aguantado por aquí, por Twitter o en mi diario. Sois los mejores, lo sabéis.
¡FELIZ DÍA VOCAL A TODOS!
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