Digan lo que digan, las elecciones autonómicas de ayer del
País Vasco y Galicia no han dejado muchas sorpresas. Sin embargo, y aunque los
resultados se viesen venir, todos los candidatos y sus partidos, ganadores y
derrotados, deberían de hacer una mirada más fina que el resto de ciudadanos.
Porque lo ocurrido ayer deja varios puntos para la reflexión, todos ellos
importantes y muy significativos de la realidad social que vivimos:
Aunque el PSOE se disolviese, se desintegrase y se volviera
a refundar, Rubalcaba y sus cuatro secuaces seguirían liderando el nuevo
partido. En su lugar, yo me plantearía una reforma profunda, no sólo de caras,
sino también de valores y de estrategia. Han pasado de ser los que gobiernan (y
durante ocho años) a los que ostentan un papel segundón si no de mero actor de reparto en
algunos momentos… Al resto de sus políticos, esos que intentan despuntarse sin
éxito, les diría que siguiesen adelante y plantasen cara de verdad. Si es que
les interesa lo más mínimo lo que sucede a su alrededor y tienen algo de
conciencia.
El PP vuelve a demostrar en Galicia lo que ya vemos en el
resto de España desde hace varios años. Con una abstención de más del 30% y una
izquierda que se resquebraja, son la única derecha, y eso los hace fuertes
necesaria e irremediablemente. Si pensamos en los gallegos que tenían derecho a
voto y los que votaron al PP, llegamos a la conclusión de que gobernarán con
mayoría absoluta cuando sólo les ha votado un cuarto de sus ciudadanos. Un 25%
que se transforma en una mayoría absoluta. Es de risa.
El País Vasco deja una respuesta clara: otra España es
posible. Una España en la que el PP y el PSOE no son las únicas opciones y el
bipartidismo es tan mentira como una falsa creación de los que sólo buscan
dinero y poder. Allí ha ganado el nacionalismo autonómico por partida doble. Y
tampoco es de extrañar. España como país parece hundirse y de todos es sabido
que, salvo el capitán, el resto de la tripulación ha de salir como buenamente
pueda. Y nuestro capitán es el primero que se ha ido, así que… Tonto el último.
Los titulares se centraron en Cataluña porque siempre ha sido el blanco fácil.
Pero, cuidado, que otros vienen detrás.
Pero el País Vasco también deja una estela preocupante y
completamente diferente a la de Galicia. Euskadi deja un Partido Popular
desolado, que baja y baja hasta mínimos históricos. Desde 2001 han pasado de 18
escaños a ahora tan sólo 10 (en 2005 tuvieron 15 y en 2009 tuvieron 13). Ahora
bien, ¿por qué el PP no hace aquí una refundación también? ¿Acaso dan el territorio
como perdido? ¿Se conforman con ser los líderes del resto de España?
Del resto de partidos hay poca tela que cortar. Aunque
seguro que Rosa Díez y los suyos de UPyD estarán tirándose de los pelos después
de intentar ilegalizar sin éxito a los de Bildu… Censura, censura everywhere.
A por otros cuatro años. Sed buenos, pero no idiotas.
¡FELIZ DÍA DEL ODIO A TODOS!
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