Igual es la entrada más corta que he escrito nunca. Me sobran las palabras. O quizá me faltan, no lo sé muy bien...
"Y ya estamos llegando, mi vida ha cambiado;
un día especial, este once de marzo.
Me tomas la mano, llegamos a un túnel
que apaga la luz
Te encuento la cara gracias a mis manos.
Me vuelvo valiente, y te beso en los labios.
Dices que me quieres, y yo te regalo
el último soplo de mi corazón".
("Jueves", La Oreja de Van Gogh)
No nos confundamos. Todos perdimos el 11 de marzo de 2004. Perdió la democracia. Y perdió el sentido común. Perdió el diálogo. Y se perdió la razón.
Hoy no os lo deseo, porque no es un feliz Día del Odio para nadie.
Hoy es, como todos los 11 de marzo, mi pequeño y humilde homenaje a todas y cada una de las víctimas de los atentados terroristas de Al-Qaeda (porque aquí soy libre de poder decirlo) en Atocha. Un homenaje también a sus familiares y amigos. Y a todos los que nos sentimos más pequeños y estúpidos ese día. Más frágiles. Más débiles.
Roberto S. Caudet
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