sábado, 31 de agosto de 2013

La última moda en tatuajes: Hacerlos en 3D



Cada día son miles los litros de tinta que recorren todo el mundo a través de cientos de pistolas que marcan nuestros cuerpos para siempre, convertidos en lienzos únicos e inimitables. Son tatuajes entre amigos, compartidos con la pareja, que recuerdan a alguien, que homenajean algo o que, sencillamente, decoran nuestro físico. Todos requieren de una gran técnica y precisión, y también de ir rellenándolos conforme pasa el tiempo, porque van borrándose muy poco a poco. Eso sí, el negro o azul ya no se estila. Y el color también es lo de menos. Ahora, la nueva moda, es tatuarse en 3D. Sí, tatuajes con relieve.

Mathew Whelan es el hombre más tatuado de Gran Bretaña y ha decidido dar un paso más allá, para seguir en su camino de estar a la última. Este hombre, que tiene el 80 % de su cuerpo con algún toque de color, ha decidido poner sus mejillas y parte de su frente en relieve. La técnica es tan dolorosa como inusual: el tatuador emplea la herramienta que utiliza un dentista para perforar un diente y/o extraer una caries y también la que emplean los cirujanos para quemar células cancerosas.

La piel, naturalmente, comenzará a sangrar al abrirse y, antes de que cicatrice, se rellena con tinta, para que este color se inflame ligeramente con nuestro cuerpo y nos dé ese “genial” toque en tres dimensiones. La técnica es verdaderamente dolorosa (claro que, el umbral del dolor es diferente para cada persona) y el proceso implica sangrar un poco, por lo que el cuidado es todavía más difícil y delicado que el de un tatuaje habitual, ya que hay riesgo absoluto de infección.

Mathew Whelan, o como él se hace llamar, “Su Majestad, el Rey del Body Art en la Tierra”, no piensa en peligros ni infecciones y ya se tatuó un ojo -su izquierdo- en negro, y ahora se ha lanzado al mundo del 3D, para ganar en originalidad e imponer una moda a todos los amantes de la tinta permanente. A sus 33 años, se le ocurrió que este objeto de odontólogos, similar a una pluma, que emplea corrientes eléctricas y que quema la carne, sería el modo ideal para hacerse algunos retoques. Dicho y hecho.

El resultado es escalofriante y, desde luego, no deja a nadie indiferente. Parecen cicatrices, una especie de branquias o, incluso, una simulación de la gena pero en modo indestructible. Habrá quien piense que es una aberración, que es innecesariamente doloroso o antiestético. Los hay que ya consideran la nueva técnica la más ideal del mercado. ¿En qué grupo estás tú?

¡FELIZ DÍA DEL ODIO A TODOS!





jueves, 29 de agosto de 2013

El hombre leopardo, tras 1.000 tatuajes




Larry tiene 40 años, es de Estados Unidos y asegura que ve en la oscuridad y que corre más rápido que el resto de humanos, especialmente cuando sale a cazar por las noches. Podría tratarse de un superhéroe, porque además no viste como el resto de personas y ha sentido en su piel el rechazo de la sociedad. O, mejor dicho, en su pelaje. Porque Larry asegura que es un leopardo. Y así se hace llamar: Larry Leopardo.

La obsesión de este estadounidense con los felinos no tiene límites. Su cuerpo está tatuado, en un 95% con manchas, simulando las del felino en cuestión. Hasta 1.000 puntos negros decoran su cuerpo, ya que sólo se salvan los párpados, las palmas de las manos y la planta de los pies y, por alguna extraña razón, parte de su abdomen.

Su afán enfermizo por convertirse en un leopardo lo han llevado a romper con toda relación con su familia. De hecho, sólo se habla con su mujer y con su hijo. Ni siquiera es un hombre muy apreciado en Austin, la ciudad estadounidense donde vive. Eso sí, allí no hay nadie que no sepa quién es. Porque Larry Leopardo (nacido Lanza Brieschke), acostumbra a pasearse como un auténtico leopardo, y sólo viste un pequeño taparrabos en color nude y, a veces, incluso gatea y "obliga" a su mujer a que lo saque a pasear con una correa, por si ataca a alguien.

Larry no tiene muy claro cuánto ha podido gastarse en esta apariencia, ya que la gran mayoría de tatuajes se los ha hecho él mismo. Porque su oficio es el de tatuador y, aquí sí, tiene una gran fama impresionante. Quizá demasiada, porque Ruth, la madre de su hijo y su novia desde hace siete años, asegura que hay veces en las que es "demasiado amable" con sus fans y que "debería establecer límites". Confiesa sentirse "molesta y celosa" cuando su chico felino causa sensaciones positivas.

Empezó tatuándose a los 20 años y, en contra de lo que opinaba su familia (cristiana practicante y de padre militar, según asegura él mismo), terminó tatuándose la cara y sus genitales, lo que hizo que sus padres "lloraran al verlo" y le dijesen que no querían volver a saber nada de él. Este drama se mantiene hasta hoy, aunque Larry dice que, de vez en cuando, sí se llaman por teléfono.

Su familia no es la única que lo ha rechazado por "profanar su cuerpo", ya que hay una asociación religiosa en su mismo barrio que lo acusa de ser "el diablo". Pero Larry se lo toma a risa y, de hecho, varias veces al año se ve obligado a retocar sus manchas porque "desaparecen un poco con el sol". Quizá el Astro Rey sea su kryptonita...

¡FELIZ DÍA DEL ODIO A TODOS!






miércoles, 28 de agosto de 2013

200 operaciones después, una mujer tiene 12 litros de silicona en su cuerpo




La cirugía estética empezó arreglando y devolviendo a su forma inicial (más o menos) esas heridas que nos han desfigurado parte de nuestro cuerpo o de nuestro rostro en algún accidente, en otras operaciones o, incluso, en el parto. Esta cirugía evolucionó y aumentó su eficacia para ayudar a las personas transexuales a que puedan sentirse a gusto con el cuerpo en el que debieron nacer. Sin embargo, algunas personas han convertido su vida en una auténtica obsesión por este tipo de operaciones que solventa pequeños o grandes complejos de nuestro físico y no saben decir basta, como es el caso de Monique Allen.

Esta californiana de 58 años empezó operándose de muy joven, cuando descubrió, siendo todavía un adolescente, que su cuerpo, y especialmente su miembro sexual, no era el que le correspondía. A los 22 años se lanzó a la aventura para poder tener un físico que le hiciese sentir lo que verdaderamente era: una mujer.

Sin embargo, Monique Allen descubrió que su cuerpo todavía no terminaba de gustarle, y entonces fue cuando empezó con los retoques, buscando siempre "soluciones rápidas" y pasando "por médicos clandestinos, seguramente en la mitad de las ocasiones", asegura ella misma.

En su cuerpo hay más de 12 litros de silicona y colágeno. La californiana ha pasado por el quirófano "más de 200 veces", aunque confiesa que "no recuerdo más que 75, quizá unas más", por el efecto de tanta anestesia y por el paso del tiempo. Esta obsesión por las inyecciones y el bisturí le ha llevado a aparecer en varios medios británicos y estadounidenses, para denunciar a los médicos clandestinos y a los malos cirujanos plásticos.

Su lucha por cambiar su cuerpo le ha hecho pagar más de 116.000 euros sólo en operaciones de pecho, labios y nariz; para las que casi siempre ha confiado en el famoso médico John Reginald Brown, encarcelado hace apenas unos años por homicidio, ya que uno de sus pacientes falleció desangrado en su consulta sin que él lo llevase a un hospital de urgencia.

La familia de Monique le ha aconsejado que "deje de operarse", aunque ella insiste en volver a pasar "sólo una vez más" por el quirófano para retocar de nuevo su nariz, ya que "echa de menos" su forma inicial. "Sé que no pueden hacerlo, entiendo que es imposible, pero necesito una operación más", dice la californiana en un vídeo de YouTube, entrevistada por un medio británico esta misma semana.

Actualmente trabaja como Dj en fiestas y eventos varios y es conocida como Monique Glamorous, aunque en su país natal, Estados Unidos, la mayoría de gente la conoce por ser el transexual más antiguo de la nación, al menos oficialmente acreditado. En su cuerpo se suman 9 operaciones de pecho, 23 de nariz y otras 19 en sus labios; "más otras decenas de retoques en esos mismos sitios, y en el mentón, en los párpados...". Ahora su misión es intentar que las mujeres "no vivan su infierno" y sepan que la cirugía rápida y clandestina puede acarrear "este resultado". Sirva este blog como plataforma…

¡Y FELIZ DÍA DEL ODIO A TODOS!







  
Y así era Monique Glamorous antes de las 200 operaciones... Y no, no es broma:


lunes, 26 de agosto de 2013

Lady Gaga, Miley Cyrus y otros disfraces de los MTV VMA 2013




Los Premios a los Vídeos Musicales MTV VMA 2013 pusieron la nota de color anoche, aunque el arcoíris que lució esta madrugada -hora española- fue el de Lady Gaga y Miley Cyrus, que nos ofrecieron la cara(dura) de la alfombra roja y del escenario donde transcurrió la gala, convertido en un imaginario barrizal donde la una y la otra terminaron desnudándose –qué poco habitual, son peor que las tramas corruptas en España- por intentar llamar la atención, ya que musicalmente no son capaces de mucho más.

Lady Gaga dejó claro que lo suyo es el disfraz, y que sigue siendo tan camaleónica como siempre, a pesar de que últimamente quiera ir de recatada o, también, sólo vista ropa interior. Anoche la vimos de monja en tonos blancos nucleares, de Venus recién nacida y casi pintada por Botticelli y enfundada en varios monos. Ella es única.

Miley Cyrus, en cambio, todavía no sabe muy bien dónde ubicarse, y su armario dejó mucho que desear. Claro que sus movimientos, vulgares y grotescos, tampoco ayudan a que la ex Hannah Montana parezca una auténtica diva y no una petarda. Al modelito brillante de la red carpet, que nunca nadie debió sacar a la venta, se sumó un bañador con forma de oso fumado (no sé si era una indirecta de sí misma) que terminó quedándose en un sujetador y braguitas color carne, con el que bailó y excitó a Robin Thicke en el escenario. O, al menos, se esforzó en lograrlo. Los dos ‘pirris’ que adornaban su pelo fueron la guinda del pastel, sin duda.

Katy Perry se sumó a la lista de famosas que, pese a tener una dentadura perfecta y una sonrisa deslumbrante, se empeñan en cegarnos con oro y brillantes. Su estilismo imposible fue un auténtico destrozo, pero nadie veía más allá de su boca. Sobre el escenario, apareció cual boxeadora y lo dio todo. Vaya que sí lo dio.

Al lado de tanta diva, Rihanna casi pasó desapercibida, vestida con unos sencillos vaqueros y una camiseta blanca, dejando patente que lo suyo es un caso aparte. Lo de Selena Gómez también es un mundo paralelo. La todavía adolescente se atrevió con un vestido azul que simulaba una cremallera en la parte derecha; abierta, naturalmente, y dejando ver su ropa interior, casi transparente del todo.

Taylor Swift, en cambio, lució elegante, sobria y sofisticada. El vestido escogido, su corte, el peinado y los complementos fueron sin duda la nota chic de la noche. Y se agradeció. Porque con tanta locura desenfrenada, hasta los look sencillos de One Direction, el plástico demodé de Jennifer Hudson y el negro con mostaza y dorado embutidísimo de Lil Kim parecieron normales.

Los hijos de Will Smith (y el propio Will Smith), el reparto casi al completo de Jersey Shore y alguna estrellita más fueron demasiado de calle y poco de alfombra roja. Por muy juvenil que sea la entrega de premios y el canal que lo organiza, uno ha de saber estar a la altura. En este sentido, el siempre guapísimo Joseph Gordon-Levitt acertó con nota. Ciara y Rita Ora también dieron el cante. Y sin desafinar.

La lista completa de premiados terminó de la siguiente manera:

Vídeo del Año: Mirrors, de Justin Timberlake;
Mejor Vídeo Femenino: I knew you were trouble, de Taylor Swift;
Mejor Vídeo Masculino: Locked out of heaven, de Bruno Mars;
Mejor Vídeo Pop: Come & Get it, de Selena Gomez;
Mejor Vídeo Hip-Hop: Can’t hold us, de Maclemore & Ryan Lewis ft. Ray Dalton;
Mejor Vídeo Rock: Up in the air, de Thirty Seconds to Mars;
Mejor Colaboración: Just give me a reason, de Pink y Nate Ruess of fun;
Mejor Vídeo con Mensaje Social: Same love, de Macklemore & Ryan Lewis ft. Mary Lambert;
Mejor Canción del Verano: Best song ever, de One Direction;
Artista al que hay que seguir de cerca: Austin Mahone, por What about love;
Mejor Dirección: El Suit & Tie de Justin Timberlake (cuyo director es David Fincher);
Mejores Efectos Visuales: Safe and sound, de Capital Cities;
Mejor Coreografía: Treasure, Bruno Mars;
Mejor Dirección artística: Q.U.E.E.N., de Janelle Monae ft. Erykah Badu;
Mejor Fotografía: Can’t hold us, de Macklemore & Ryan Lewis;
Mejor Edición: Mirrors, de Justin Timberlake;
Premio Especial a la Vanguardia Michael Jackson: Justin Timberlake.

¡FELIZ DÍA DEL ODIO A TODOS!




















martes, 20 de agosto de 2013

Sexo y matrimonio gay




Una diputada mexicana ha declarado en el foro sobre el Matrimonio Igualitario de Puebla (una de las ciudades del país) que los homosexuales no tienen derecho a casarse, dado que, cuando mantienen relaciones sexuales “no se miran a los ojos”. Suya es la teoría de que sólo debe considerarse matrimonio a aquellas relaciones en las que los integrantes “sostienen relaciones sexuales mirándose a la cara”. Para rematar la faena, Ana María Jiménez Ortiz –así es como se llama la valiente zorra- ha asegurado que, por tanto, los invidentes tampoco deberían contraer matrimonio. Válgame la cruz.



Según recoge además el británico Huffington Post, la mexicana, diputada local por el Partido Acción Nacional (PAN) de México, aseguró que los niños criados y adoptados por parejas de gays o lesbianas terminan “con adicción a las drogas y con depresión”. No me cabe duda de que así acabarán si sólo escuchan declaraciones como la suya, que ahora asegura que todo ha sido “sacado de contexto”, aunque no niega ninguna premisa ni la teoría en sí misma.



Podría responder a esta auténtica degenerada con un millar de fotografías, vídeos o, si lo prefiere, posturas en directo que destrozarán su teoría de que los hombres homosexuales no podemos –tendré que incluirme, digo yo- mantener relaciones sexuales mirándonos a la cara e, incluso, besándonos. También podría explicarle el hecho de que bastante desgracia tiene una persona invidente que no puede recibir percepciones de sus ojos como el resto de seres humanos como para que, aún encima, le digan que lo suyo no es amor.



Me satura demasiado toda esta gente que vive en el siglo 35 antes de Cristo y que se cree que su opinión es válida sin más y que pueden imponer su criterio al resto. No se trata de restarle derechos a mujeres como esta guarra, que debería al menos dejar su puesto de diputada. Qué va. Se trata de aumentar los nuestros. Y tampoco. Se trata de equipararlos, de revalidar algo que ya es evidente. De dejarnos a todos disfrutar por igual. Porque amar es constitucional. Y el hombre es un complemento para el hombre. Si no, que se lo pregunten a mi querida Miss Antioquia.



¡FELIZ DÍA DEL ODIO A TODOS!




lunes, 19 de agosto de 2013

Mark Wahlberg: "Si pudiese elegir una cita de ensueño, sería con Jesucristo"




Siempre me ha hecho gracia que muchos actores de porno gay rechacen de su condición de homosexual cuando cogen algo de fama y de dinero. Algunos dicen que se vieron forzados. Otros, que nunca sintieron placer, que sólo era trabajo. Lo mismo ocurre con ciertos cantantes –sobre todo, los españoles- que aseguran que su último disco es “el más suyo, con el que más se sienten identificados” y rechazan apodos como “la de Popstars” o “el triunfito”.

Los actores tampoco se quedan atrás, y suelen arrepentirse de alguna película en la que hacían un papel muy tonto o en la que jamás consiguieron rentabilizar su papel ni ser nominados al Oscar. Algo así le ha ocurrido al actor estadounidense de 42 años, Mark Wahlberg, que ha concedido una interesante entrevista en exclusiva para el diario británico Daily Mail en la que ha contado todo tipo de curiosidades sobre su infancia y su carrera, algunas de ellas de lo más extrañas. Y otras, muy reveladoras. ¿Con quién pasaría una noche el protagonista de The Fighter, The Italian Job y la reciente Ted? ¿Cuál es el momento de su trayectoria profesional con el que ha pasado más vergüenza…?

El también modelo y rapero, y nominado a los Oscar en 2007, ha confesado que es fan del cricket inglés y que le encanta jugar al golf. ¿Su primer recuerdo? Lo tiene clarísimo: una imagen de verano, junto a su padre, cuando Wahlberg tendría unos seis años, en el patio de su casa, donde compartían grandes momentos. Preciosa estampa para un hombre que asegura que pasó una infancia feliz “hasta que mis padres se divorciaron”, lamenta, “eso cambió mi percepción de la vida”.

Para Wahlberg, su mayor logro ha sido reubicar su vida, encontrar su sitio y continuar “en la dirección correcta”, retos que ha logrado gracias a “la ayuda de un sacerdote”. Su mayor decepción, en cambio, se debe a su carrera profesional, a las películas “que no funcionaron, como El Planeta de los Simios de Tim Burton.

El estadounidense reconoce que desprecia a “cualquiera que haga algo a las mujeres o a los niños” y que sobre todo, admira “a los padres, a cualquiera de ellos, hombres que trabajan y luego dedican tiempo a sus niños y sus familias”. El actor, de hecho, es padre de cuatro niños.

Asegura que le gustaría ser recordado como “un buen chico, trabajador, que se ganó el respeto”, aunque confiesa que el momento más embarazoso de su trayectoria ha sido cuando trabajó de modelo para Calvin Klein junto a la archiconocida Kate Moss “me da vergüenza recordar aquello, cómo me convertí en el foco de atención de muchas mujeres”. “Entre esas fotos y mi carrera como rapero, va a ser horrible contarle a mis hijos a qué me he dedicado de joven”.

Claro que, más embarazoso habrá sido para él responder cuál es su mayor temor: “el volver a la cárcel”, ha comentado al diario. “Ya estuve en prisión a los 16 años por asalto. Ese recuerdo es algo que se cierne sobre mí”, asegura el actor americano quien, para sorpresa de muchos, ha elegido a Jesucristo para pasar “una cena de ensueño” frente a tantas mujeres que ha conocido y con las que ha compartido momentos. “Espero que llegue el día en que partamos juntos el pan muchas veces”, asegura Mark Wahlberg. Yo, personalmente, espero que para eso aún le quede tiempo. Mucho tiempo.

¡FELIZ DÍA DEL ODIO!